Origen histórico del Santuario de la Victoria
La Basílica y Real Santuario de Santa María de la Victoria tiene su origen en una leyenda. Nos ponemos en contexto. Durante el asedio de Málaga, que se prolongó del 4 de mayo al 18 de agosto de 1487, las tropas de los Reyes Católicos soportaron condiciones extremas. El cerco combinó el calor asfixiante del verano con la escasez de víveres y el temor a una epidemia entre los soldados acuartelados en los campamentos.
Para evitar más bajas, algunos capitanes aconsejaron a los Reyes Católicos levantar el sitio. Sin embargo, los monarcas optaron por continuar la campaña, conscientes de que una retirada era inaceptable, menos tras meses de esfuerzo y recursos.
Ante la defensa férrea de la ciudad, los ánimos de las tropas estaban decayendo. El rey, Fernando el Católico, estaba dispuesto a levantar el asedio. No obstante, en esa misma noche tuvo un sueño en el que se le apareció la imagen de la Virgen, la misma talla enviada por el emperador Maximiliano, sosteniendo una palma en la mano derecha como símbolo de la victoria, y a sus pies un anciano, Francisco de Paula, intercediendo ante ella para garantizar el triunfo de ese gran ejercito cristiano. Este fragmento forma parte del origen legendario que tiene el Santuario de la Victoria.
Coincidiendo con este signo de esperanza, doce frailes mínimos enviados por San Francisco de Paula llegaron al campamento real con una carta encomiando a los Reyes Católicos a no levantar el cerco de la ciudad, porque le aseguraban que a los tres días de su llegada la ciudad se rendiría. Según Díaz de Escovar, esta carta se conserva en el archivo de los Condes de Tebas.
Efectivamente, en la tarde del 18 de agosto, víspera de San Luis, los defensores capitularon. Alí-Dordux, un notable musulmán, firmó las capitulaciones con los Reyes Católicos. Fue este mismo noble musulmán junto con su hijo, quienes colocaron el estandarte real en lo alto de la torre del Homenaje. Las llaves de la Alcazaba fue entregada al Comendador de León, Gutiérrez de Cárdenas y los tres estandartes del ejército real fueron izadas en los alto de la torre más alta. Además, en la torre del Homenaje se colocó también una cruz por el capellán de los Reyes, Pedro Díaz de Toledo, mientras se entonaban el Te Deum Laudamus.
La fundación del Santuario de la Virgen de la Victoria
Tras la capitulación de la ciudad de Málaga, los Reyes Católicos mandaron construir una pequeña ermita dedicada a Nuestra Señora de la Victoria, en el mismo lugar que Fernando el Católico había instalado su tienda de campaña. Las paredes se decoraron con tapices de su recámara, donaron ornamento para su servicio litúrgico, hicieron entrega de las banderas de su ejércitos y los cañones empleado en asedio de la ciudad. Por último, ordenaron que de los bienes despojados a los vencidos le entregaran parte a los religiosos para el mantenimiento del culto. Los Reyes Católicos le dotaron de huertas contiguas para asegurar la iluminación continuada de la imagen y se reservaron el patronato regio, encargando su custodia y culto al ermitaño Bartolomé Coloma.
El 22 de septiembre de 1492, Isabel y Fernando expidieron en Zaragoza una real cédula que autorizaba al abad Fray Bernardo Boil a fundar en Málaga el primer convento de la Orden de San Francisco de Paula y a recibir para él los bienes de la capilla. Sin embargo, a su llegada, el bachiller, Juan Alonso Serrano, corregidor de la ciudad, cuestionó la suficiencia de aquella autorización para edificar y tomar posesión de los terrenos, negando la entrega de los títulos debido al patronato regio que aún ostentaban los monarcas sobre la ermita.
Ante este obstáculo, Fray Bernardo Boil viajó de nuevo a la Corte y obtuvo una segunda real cédula, fechada el 25 de mayo de 1493, en la que los Reyes ratificaban plenamente la fundación del convento y daban luz verde a las obras y a la instalación de la comunidad de frailes mínimos.
Mientras se levantaban las dependencias del nuevo cenobio, la imagen de la Virgen de la Victoria fue alojada provisionalmente en una pequeña capilla dedicada a San Roque, que subsistió como lugar de culto hasta finales del siglo XIX. Finalmente, alrededor de 1495, la talla de la Virgen de la Victoria se instaló en su lugar definitivo.
El Santuario de la Victoria fue demolida en el año 1695 por su estado en ruina. Fue el Conde de Buenavista el principal benefactor de su construcción. Financiando el pórtico, el campanario, la sacristía y el camarín de la Virgen. Bajo éste último se situó construyó una cripta para situar el panteón familiar.

El retablo mayor del Santuario de la Victoria
El retablo mayor del Santuario de Nuestra Señora de la Victoria conserva en esencia la estructura y parte de la ornamentación del primitivo templo de 1518, aunque fue objeto de policromado en 1661 por Luis de Zayas. Su autoría es desconocida: tradicionalmente se ha atribuido a Luis Ortiz de Vargas, si bien su estilo escultórico enlaza con José Micael y Alfaro o Jerónimo Gómez.
Arquitectónicamente, presenta rasgos manieristas propios del barroco andaluz hasta mediados del siglo XVII: columnas gigantes de fuste torsionado y frontones alternos, curvos y rectos partidos. En el siglo XVIII se adaptó al nuevo ábside de la capilla mayor instalándose un arco sobre el vano de acceso al camarín —que afectó ligeramente al relieve central superior— y añadiéndose al conjunto un escudo y corona real en el frontón.
Iconográficamente, su relieve principal representa a los Reyes Católicos entregando los terrenos para fundar el santuario tras la conquista de Málaga. Ocho relieves secundarios narran episodios de la vida de San Francisco de Paula, fundador de los Mínimos. Completan el programa las imágenes de la Esperanza y la Fe —remates del primer cuerpo— junto a los escudos de la Orden de los Mínimos y del Conde de Casapalma, antiguo patrono de la capilla mayor.
Camarín de la Virgen de la Victoria
El acceso al Camarín lo podemos hacer desde la cripta de los Condes de Buenavista. Subiendo unas escaleras accedemos a un espacio deslumbrante, considerado uno de los máximos exponentes del arte rococó. Ante nosotros aparece una planta octogonal, bañada por una luz intensa. Sus paredes, enteramente recubiertas de yeserías blancas, se pliegan en un delicado entramado ornamental: espejos que multiplican el resplandor y cartelas repletas de letanías, símbolos y emblemas marianos, hasta conformar un auténtico horror vacui. Predomina el amarillo (color del oro y símbolo cristológico por excelencia), salpicado de sutiles pinceladas de rojo (evocación de la realeza) y azul (reflejo de la devoción mariana).

Talla de la Virgen de la victoria
La talla original está vinculada a la conquista de Málaga en 1487 por los Reyes Católicos según comentamos al principio. La virgen está sentada, como trono de Dios o tipo Theotókos, con el Niño sentado en su regazo bendiciendo. La virgen está sentada sobre una roca. En el pedestal tiene una inscripción: «+santa m d la uitoria+«. Tiene los brazos extendido, portando en la mano derecha la palma de plata dorada ( a modo de cetro) y en la izquierda sostiene un pájaro de plata dorada. Su cabeza está cubierta ligeramente por un velo, mientras viste un escote recto, el cual deja ver el cuello y parte del pecho. El manto cae sobre sus hombros y envuelve solo su pierna izquierda. El Niño actual es restauración realizada por Adrián Risueño en 1943.

El origen es incierto. Unos atribuyen su procedencia a Maximiliano I de Habsburgo, quien se lo regalo a sus consuegros, los Reyes Católicos. Otros la encuadran en el entorno de escultores sevillanos como Pedro Millán, Juan de Figueroa o Jorge Fernández «El Alemán», fechándola a finales del siglo XV.
Desde el siglo XVI, la imagen fue ocultada bajo ricos vestidos y mantos, siguiendo la moda de vestir las imágenes. No volvió a destaparse hasta el siglo XX. A finales del siglo XVII, el Conde de Buenavista, financió la apertura del camarín tras el retablo construido a mediados del siglo XVII. En el centro del camarín, hay un trono-baldaquino. Cuatro ángeles-termes sostiene la peana donde reposa la Virgen.
Bibliografía
[1] Consejería de Cultura y Deporte. (s.f.). Retablo mayor del Santuario de Santa María de la Victoria. Málaga. [Consultado online: https://www.juntadeandalucia.es/organismos/culturaydeporte/areas/cultura/bienes-culturales/actuaciones-conservacion/intervenciones/detalle/39764.html]
[2] REDER GADOW, M. «La devoción a la Virgen de la Victoria de Málaga durante los tiempos modernos», en: Los mínimos en Andalucía: IV Centenario de la fundación del Convento de Nuestra Señora de la Victoria de Vera (Almería), coord. por Valeria Sánchez Ramos. [Consultado online: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2329856]
[3] ROMERO TORRES, J. L., «Iconografía de la Virgen de la Victoria en Andalucía. De la escultura religiosa a la imagen devocional.», en: Los mínimos en Andalucía: IV Centenario de la fundación del Convento de Nuestra Señora de la Victoria de Vera (Almería), coord. por Valeria Sánchez Ramos. [Consultado online: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2329869]