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De Imperios a Naciones

La historia de amor de Cupido y Psique

Uno de los mitos más representados en el arte ha sido la historia de amor de Psique y Cupido, mito que se encuentra recogido en el libro La metamorforsis o El asno de oro del autor romano Apuleyo, siglo II d.C., adaptación de la obra original que se perdió y estaba escrita en griego. Representado por varios artistas a lo largo de la historia, podemos encontrar a estos personajes en forma de imágenes, retratos o esculturas.

El mito de Cupido y Psique

En un antiguo reino, vivía un rey que tenía tres preciosas hijas. Su hija menor, Psique, poseía tal belleza que los hombres paraban sus viajes para rendir culto a la muchacha. A pesar de su inigualable belleza, Psique estaba sola, pues nadie se creía con el derecho de pedirle la mano a un ser tan etéreo.

Con el tiempo, llegó a Venus la noticia de que los hombres ignoraban la figura de la diosa para venerar a la mortal, lo cual hizo que ésta enloqueciera de rabia. Venus llamó a su hijo, Cupido, y lo convenció para que, con una de sus flechas, condenara a Psique a casarse con el más malvado de los hombres.

El padre de Psique, preocupado por el futuro de su hija menor, ya que las otras dos hacía tiempo que estaban felizmente casadas, fue a consultar al oráculo de Mileto, el cual le dijo que debería dejar a su hija en una roca donde esperaría la llegada de un malvado monstruo al que el mismo dios júpiter temía.

Llegado el día, Psique tranquilizó a sus apenados padres y esperó por su esposo en aquella piedra. Cuando sus padres se fueron, el viento la llevó con calma sobre un césped, donde Psique se quedó dormida pacíficamente. Cuando despertó se dio cuenta que se encontraba frente a un palacio encantador lleno de riquezas. Una voz le informó que todas esas riquezas eran suyas y la invitaron a pasar, tomar un baño y tomar una abundante cena.

Ya entrada la noche, Psique escuchó un suave rumor en su cuarto. Su marido, Cupido, al que ella no conocía le informó que no podría verlo bajo ningún concepto, pero sí podría escucharlo y sentirlo. Éste advirtió a la joven de que corría un gran peligro y que debería ser cuidadosa.

Psique escuchó a sus hermanas llorar en la roca donde ésta desapareció, pero no respondió por el aviso de peligro de su esposo. Llorando, le contó a Cupido sus lamentos y éste le dijo que podría hacer lo que quisiese, aun habiendo sido advertida del peligro que corría. Cupido, a regañadientes, accedió al pedido de Psique de que Céfiro, el dios viento, trajera a sus hermanas y se marchó, no sin antes aconsejarle que no se dejara llevar por las palabras de éstas, quienes seguro la incitarían a descubrir su rostro.

Psique y sus hermanas pasearon por la casa de la pequeña y tomaron una abundante comida. Éstas empezaron a tener envidia de todas las riquezas que su hermanita poseía. Le preguntaron a la joven sobre la identidad de su esposo pero ésta, consciente de la promesa que hizo a Cupido, no se lo reveló a sus hermanas.

Las hermanas, cegadas por la envidia, empezaron a culpar a Psique de no compartir sus riquezas y haberlas «dejado en la calle». Así pues, decidieron castigar a su hermana y le dijeron a su padre que no encontraron rastro de Psique.

Esa noche Cupido volvió a advertir a Psique de que sus hermanas intentarían convencerla para ver su cara, lo que haría que no pudiesen volver a estar juntos. Le informó que esperaban un hijo, el cual sería inmortal si no descubría el secreto sobre su identidad.

Las hermanas volvieron y, con falsas muestras de amor, empezaron a preguntarle de nuevo sobre su marido. Ésta le dijo que no conocía el rostro de su marido y las despidió cargadas de regalos. Sin embargo, sus hermanas le dijeron que si no conocía su rostro es porque su marido sería un dios monstruoso que se comería a su hijo nada más nacer, pues el oráculo predijo su boda con un monstruo. Psique, asustada, olvidó todo lo que Cupido le dijo. Una de sus hermanas le aconsejó matar a su esposo mientras dormía y ellas le ayudarían a salir del palacio con todas las riquezas.

Por la noche, Psique se dispuso a seguir el plan de sus hermanas. Sin embargo, al encender la luz se encontró con el rostro más bello que jamás había visto. Psique contempló a su esposo dormido y sus utensilios, y se clavó una de sus flechas sin querer. Avergonzada y arrepentida de haber incumplido su promesa, Psique derramó sin querer una gota de aceite hirviendo que cayó sobre el hombro de Cupido, el cual despertó.

Al comprender la situación, éste intentó marcharse, pero Psique se sujetó a su pierna hasta que cayó agotada al suelo. Cupido le informó de los planes de su madre, pero que al verla se enamoró de ella y decidió casarse con ella. Como Cupido era considerado un ser monstruoso no incumpliría la petición de su madre.

Psique decidió pasar el resto de su vida buscando a Cupido e intentado recuperar su amor. Desorientada, saltó a un río cercano, pero el dios Pan, que se encontraba allí, la sacó sin hacerle daño y la consoló y animó para seguir con su búsqueda.

Psique llegó a las ciudades en las que vivían sus hermanas y éstas (cada una en su ciudad y llenas de envidia) le pidieron a Cupido que las hiciera su esposa. Ambas saltaron de las rocas y pidieron al dios Céfiro que las ayudara, pero ambas perdieron la vida al caer al vacío.

Cupido se encontraba herido en la casa de su madre y el mundo amoroso era un caos, ya que no habían uniones, romances ni rupturas en el mundo. Una gaviota informó a Venus de estos hechos y le dijo que fue Psique la causante del dolor de su hijo. Venus estaba furiosa porque su hijo se había enamorado de su rival, así que decidió tener un hijo menor y darle los atributos de Cupido a éste.

Venus, junto a Mercurio, decidió salir a buscar a Psique. Cuando la encontraron, la diosa se rió de ella y ésta le suplicó a Venus por el amor de su hijo. Después de humillarla, la llevaron a palacio, donde ordenó a sus criadas a martirizar a Psique, la cual fue azotada. Después, le ordenaron realizar tres tareas casi imposibles para un mortal.

La primera tarea consistía en separar semillas de trigo, amapola, mijo, habas, garbanzos y lentejas antes de que llegara la tarde. Psique se quedó en shock antes esta misión. Sin embargo, una hormiga se compadeció de ella y decidió llamar a sus compañeras para ayudar a la joven.

Venus, asombrada por el trabajo, no se creyó que fuese Psique quien lo había hecho. Así, le mandó ir al bosque y conseguir lana de oro de unas ovejas. Psique se había rendido. Intentó suicidarse tirándose a un río, pero unas cañas en el agua se lo impidieron. Las cañas le aconsejaron a Psique ir por la noche, pues las ovejas eran hostiles durante el día.

Psique le llevó la lana a Venus, lo cual hizo que la diosa enfureciera aun más. Por último, Venus ordenó a Psique ir por una jarra de agua en lo alto de una montaña. Psique se dirigió allí, pero la montaña era tan resbaladiza que no podía subirla. La providencia, compadeciéndose de la joven una vez más, cogió la jarra, la llenó y se la entregó a Psique. Venus, incrédula y enfurecida, la acusó de hechicera y le mandó nuevos castigos.

Ahora Psique debía ir al Tártaro y pedirla a Proserpina, reina del mundo subterráneo, una caja para llenarla de un elixir rejuvenecedor. Una voz le ayudó a pasar todos los peligros del mundo subterráneo y consiguió el frasco. Le estaba prohibido abrir el frasco, pero Psique quiso usar un poco para que Cupido la viese más bella y poder recuperarlo. Sin embargo, al abrir el frasco, Psique entró en un profundo sueño.

Cupido se recuperó y se escapó de la habitación donde su madre lo había encerrado para buscar a Psique. Así, el dios llegó a su encuentro y arrancó del sueño en el que estaba sumido a través de un beso. Cupido pidió a Psique que llevara el frasco a su madre. Mientras, él fue al Olimpo y suplicó a Júpiter que permitiera llevar a Psique con ella. Júpiter accedió, convocó a los dioses y anunciaron que Cupido y Psique serían casados y Psique consiguió la inmortalidad.

Venus ya no podía hacer nada, pero pensó que de esta forma Psique no volvería a la tierra y los hombres volverían a rendirle culto a ella como la más bella de todas. Cupido y Psique tuvieron un hijo: el placer, llamado Hedoné o Voluptuosidad.

Significado del mito

Cupido representa el amor y Psique significa alma humana. El mensaje de este mito es que, al principio, el amor entre dos personas es ciego; es decir, el alma no ve al amor tal y como es. Cuando descubren su verdadera apariencia el amor huye, lo cual trae sufrimiento al alma y la capacidad de volver a reencontrarse con el amor.

Las pruebas que realiza Psique, el alma, son las que ayudan a solidificar el amor. La apertura de la caja simboliza el error humano, lo cual ocurre hasta que el alma crece y domina sus instintos básicos. Es en ese momento cuando el amor vuelve para quedarse con el alma y volverla inmortal.

Este mito con final feliz representa como el amor y el alma pelean, se buscan y superan dificultades para volver a reencontrarse en una unión que nunca más debería romperse.