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De Imperios a Naciones

El poder imperial en las monedas romanas

Desde la antigüedad, el poder y la autoridad han buscado manifestarse en diversas formas y expresiones. Una de las representaciones más emblemáticas de esta búsqueda de legitimidad y dominio se encuentra en la moneda. Esta se convierte no solo en un medio de intercambio, sino en un vehículo de propaganda, un lienzo en blanco donde plasman los símbolos y figuras que reflejan el poderío y los ideales de una nación o un líder.

Las monedas, objetos metálicos emitidos por entidades públicas, son marcadas con imágenes (tipos) y textos (leyendas) con el propósito de representar la misma autoridad que respalda su valor. Hacia el año 600 a.C., en algunas ciudades-estados griegas de Asia Menor, surge la forma de moneda tal como la conocemos hoy en día. Otros lugares como China también empleaban ya las monedas. Su propósito inicial fue facilitar los pagos en efectivo, poniendo fin a antiguos métodos de intercambio como el trueque. Desde entonces, las monedas han actuado como un medio de intercambio que simplifica las transacciones comerciales y permite la obtención de bienes y servicios.

Las monedas son un medio ideal para transmitir una imagen específica de la estética estatal y, sobre todo, para difundir un mensaje fundamental del poder político. Las imágenes en las monedas no son meramente estéticas, sino que tienen un propósito simbólico y político. Estas transmiten ideas sobre su utilidad en la sociedad. A veces reflejan las creencias y valores de los pueblos, mostrando las bases de los sistemas políticos y sociales. La autoridad es quien decide qué símbolos se representarán en las monedas al acuñarlas. Cuando existe un Estado, los gobernantes utilizan su poder para difundir una imagen oficial donde su figura destaca. El anverso está reservado para la imagen del gobernante, mientras el reversos se añaden otras representaciones complementarias.

La importancia del retrato en las monedas comienza en el siglo V a.C. en el Oriente Persa y su desarrollo en las acuñaciones helenísticas de Alejandro Magno y sus sucesores. En una moneda aparece Alejandro Magno con la cabeza cubierta con la piel del león de Nemea, pero sin barba. De esta forma Alejandro era idealizado con la imagen de Heracles. En Roma, el pionero en acuñar monedas con su rostro fue Julio César, quien alcanzó el poder como dictador.

Antes, los magistrados encargados de la acuñación de monedas optaban por una amplia gama de figuras que estaban vinculadas a su familia, tales como ancestros, símbolos, deidades, emblemas y eventos destacados en beneficio de la comunidad. En el año 49 a.C., con el ascenso de Julio César al gobierno de Roma como dictador, el control de la acuñación de monedas pasó a sus manos. Inicialmente, no se incluyó su retrato en las monedas, pero a partir del 47 a.C., comenzaron a aparecer monedas con su rostro.

Julio César, a través de este denario, expresaba la descendencia de su familia de Iulo, quien era hijo de Eneas y nieto de Venus. En el anverso de la moneda se representa a Venus. En el reverso, se muestra a Eneas llevando a su padre Anchises sobre sus hombros y sosteniendo un «palladium» en su mano derecha.

Denario de César, con Eneas y su padre Anquises en el reverso.

La imagen del poder imperial en las monedas

Uno de los primeros emperadores en utilizar retratos en las monedas fue Octavio Augusto. Él tenía un estilo muy particular, siguiendo un canon de belleza clásico, donde se representaba de manera idealizada. Los emperadores eran muy cuidadosos en elegir cómo querían ser vistos por la gente, ya que las monedas eran una forma importante de propaganda.

Algunos emperadores, como Nerón, optaban por mostrar cómo cambiaban físicamente a medida que pasaban los años. Otros preferían retratos más idealizados, mientras que algunos buscaban parecerse a los emperadores que los precedieron en el cargo.

En el anverso de las monedas, se pueden ver retratos de los emperadores y de sus familiares, con diversos atributos que los identifican. Por ejemplo, la corona de laurel indica la victoria militar, mientras que la corona radiada representa la divinidad del emperador.

En las monedas imperiales podemos ver como van evolucionando con el tiempo. Al principio, solo se mostraba la cabeza y parte del cuello, pero luego se incluyó el busto y los hombros. Éstos Podían aparecer desnudo, sin adornos; o vestidos, ya sea con la toga civil o con armaduras y armas de guerrero. Por ejemplo, Adriano aparecerá con la coraza sobre la túnica, con hombreas de cuero, mientras Probo aparece con el centro con el águila de los cónsules.

En el reverso de las monedas también se encuentran imágenes importantes. Se suelen ver retratos de la familia imperial, como la esposa y los sucesores, para transmitir la idea de continuidad y sucesión pacífica. Además, se representan divinidades menores y personificaciones alegóricas relacionadas con las virtudes del emperador, como la Equidad o la Clemencia.

Denario de Augusto, con trofeos de guerra en el reverso

Las monedas también se utilizaron como medio para honrar al ejército. Se mostraban motivos militares, como águilas y estandartes, para halagar a las tropas. Además, se incluían leyendas que exaltaban la fidelidad del ejército y proclamaban la gloria y la seguridad del estado.

Otro aspecto importante de las monedas romanas es su carácter religioso. Desde sus inicios, las monedas estaban relacionadas con las divinidades más importantes. Juno Moneta, la protectora de Roma, tenía un templo en el Capitolio donde se acuñaban las monedas. Además, las monedas representaban templos, monumentos y escenas de sacrificio, mostrando la importancia de la tradición religiosa romana.

Cuatro áureos (Cuaternión) de Augusto, acuñado en Pérgamo.

Las monedas también reflejan la magnificencia de los emperadores a través de la construcción de edificios públicos. Se representaban templos, teatros, circos, columnas honorarias y muchos otros monumentos. Estas representaciones en las monedas despertaron el interés de coleccionistas y estudiosos, ya que proporcionaban información valiosa sobre la arquitectura romana.

Por último, las monedas romanas no solo eran medios de intercambio económico, sino que también eran herramientas de comunicación, propaganda y expresión de la cultura romana. A través de los retratos, símbolos y escenas representadas en las monedas, se transmitían mensajes políticos, religiosos y sociales, permitiendo a los emperadores dejar su huella en la historia.

Bibliografía

[1] BELLIDO, A. (2011). El poder de la imagen en las monedas romanas. Eloísa Wattenberg (Coord.): Numismática Romana En Valladolid. Arqueología, Libros y Antiguo Coleccionismo.
[2] BERTRAN MARTÍNEZ, A. (1984), «Repertorio iconográfico de los emperadores romanos a través de las monedas (27 a.C.-476 d.C.)», Caesaraugusta, 59-60, pp. 5-108.
[3] BERTRAN CORTADA, V. (2021), La iconografía en la moneda romana del siglo I d.C. Una herramienta de propaganda del poder imperial, Universidad Oberta de Catalunya (UOC). Consultado online el 31 de mayo de 2023: http://hdl.handle.net/10609/128232