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De Imperios a Naciones

¿Cómo era el verdadero rostro de Cleopatra?

John William Whitenhouse, Cleopatra, 1888

Cleopatra VII destacó como una de las mujeres más poderosas e influyentes de la historia. Fue la última reina de Egipto, y su reinado estuvo marcado por la guerra, el amor y la intriga. Además de su poder, Cleopatra también era conocida por su gran belleza, lo que hizo que su rostro fuera objeto de fascinación a lo largo de los siglos. Sin embargo, ¿Qué sabemos realmente sobre su apariencia?

Si recurrimos a fuentes clásicas como Plutarco, Apiano o Dion Casio, no encontraremos una descripción detallada de su aspecto físico. Estas fuentes solo mencionan su belleza, generalmente con la intención de presentar a Cleopatra como una femme fatale que sedujo a los líderes romanos y los llevó a su perdición. En consecuencia, la información sobre el rostro de la reina egipcia en las fuentes escritas es escasa.

Los retratos de Cleopatra

Pasando a los retratos de Cleopatra, contamos con varias representaciones escultóricas, relieves egipcios, monedas acuñadas y pinturas murales. En el Foro de César, se erigió una escultura dorada de la reina egipcia que la vinculaba física y culturalmente con la diosa Venus. Esta escultura estuvo en pie hasta el siglo III d.C. y posiblemente sirvió como arquetipo para los bustos posteriores.

Las representaciones escultóricas helenístico-romano

Dentro de las representaciones escultóricas helenístico-romanas, destaca el famoso busto de mármol de Paros en Berlín, atribuido a Cleopatra VII. Aunque su lugar de hallazgo es desconocido, se adquirió en 1976 y muestra detalles notables como el cabello y la nariz prominente. Su peinado tipo «melón» y la diadema real. Posiblemente fuera realizado durante el año 40 a.C., cuando Cleopatra estaba en Roma.

Busto de Cleopatra, Museo de Berlín.

Otro busto helenístico-romano, conservado en el Museo Gregoriano, presenta rasgos similares al anterior, incluido el peinado y la diadema real. Sin embargo, una prominencia en la frente podría indicar un símbolo real egipcio como el buitre o el uraeus. Lamentablemente, carece de nariz, un rasgo distintivo en las representaciones atribuidas a ella.

Se han atribuido otras esculturas a Cleopatra, como la Venus Esquilina descubierta en Roma en 1874. Aunque su rostro es más idealizado, comparte similitudes con otros bustos. La Venus Capitolina, una escultura de cuerpo entero inspirada en la Afrodita Cnidia de Praxíteles, presenta un rostro maduro y menos idealizado. Sin certeza, se debate si representa a Cleopatra o es una estatua dedicada por Julio César en el templo de Venus.

Las representaciones pictóricas

Una de las pinturas, ubicada en la habitación 71 de la Casa de M. Fabio Rufo en Pompeya, muestra a una mujer con rasgos de realeza, llevando una diadema regia. Acompañada por Cupido, está frente a las puertas dobles de un templo, lo que se ha asociado con Cleopatra y Cesarión ante el templo de Venus en el Foro Julio.

Una antigua pintura mural romana en la habitación 71 de la Casa de Marco Fabio Rufo en Pompeya, Italia, que muestra a Venus con los brazos de Cupido rodeándola.

Otro fresco pompeyano, atribuido a Cleopatra, la representa en la Casa di Giuseppe II. Fechado en el primer cuarto del siglo I a.C., muestra a una mujer envenenada con una diadema regia y acompañada por personas. Aunque se ha interpretado como la muerte de Sofonisba, paralelos con la historia de Cleopatra son evidentes, especialmente considerando su envenenamiento y su relación con los áspides.

Las representaciones escultóricas y relieves egipcios

Comencemos con la escultura que se encuentra en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. El rostro se atribuye a Cleopatra VII Filopátor, pero muestra atributos iconográficos asociados a la diosa Isis. El cartucho inscrito en el brazo derecho lleva el nombre de la reina, aunque su autenticidad es dudosa. Otro elemento egipcio tradicional es el triple uraeus. Este elemento también se observa en otras esculturas, como la expuesta en el Museo de Hermitage o la del Brooklyn Museum.

En cuanto a los relieves, encontramos uno en el templo de la diosa Hathor en Denderah. En este relieve monumental, se muestra a la reina Cleopatra acompañada de Cesarión realizando una ofrenda a los dioses. Cleopatra aparece arrodillada con los brazos alzados, mientras Cesarión es representado con la autoridad del faraón.

Otro relieve de Cleopatra se encuentra en la estela procedente de El Fayum, actualmente en el Louvre. Esta estela está datada en el primer año del reinado de Cleopatra VII. Snonais, presidente de la asociación de Isis, ofrendó esta estela. La identificamos como Cleopatra debido a una inscripción con su nombre. En esta representación, Cleopatra aparece caracterizada como faraón, llevando las dos coronas del Alto y Bajo Egipto, pero mostrada con indumentaria y rasgos masculinos. Es posible que esta representación inicialmente fuera de Ptolomeo XII, pero fue adaptada tras su fallecimiento y el inicio del reinado de su hija Cleopatra.

Estela de El Fayum, que muestra una escena de ofrenda a Isis. Museo de Louvre.

Las representaciones en la monedas

Las monedas son una fuente más fiable para entender su apariencia física, y los retratos numismáticos de Cleopatra VII reflejan sus rasgos de manera más naturalista. En estas monedas, se le representa de perfil derecho, con su distintivo peinado «melón», diadema real y nariz prominente, acompañada de inscripciones en griego que denotan su título y linaje.

Aunque se observan cambios menores en las representaciones a lo largo de su vida, como las monedas con Cesarión o Marco Antonio, es difícil establecer con certeza cómo era su rostro real. Las últimas monedas de Patras, en el noroeste del Peloponeso, siguen el estilo tradicional de su efigie.

Cleopatra VII. Dracma de bronce. 69-30 a.C. Hunterian Museum

Conclusión

Cleopatra VII se destaca como una de las figuras femeninas más poderosas y influyentes en la historia. Aunque su aspecto físico ha sido objeto de fascinación durante siglos, las fuentes clásicas apenas proporcionan detalles sobre su rostro, más allá de resaltar su belleza de manera intencionada para enfocarse en su papel de femme fatale que sedujo a líderes romanos.

A pesar de la falta de descripciones precisas en las fuentes escritas, existen múltiples representaciones escultóricas y pictóricas de Cleopatra. Entre estas representaciones, destacan los bustos helenístico-romanos que muestran rasgos característicos de la reina, como su peinado «tipo melón», la diadema real y su nariz prominente. Sin embargo, ninguna de estas representaciones es incuestionable ni definitiva, y no se puede afirmar con certeza cuál es su verdadero rostro.

Las monedas acuñadas durante su reinado en diferentes lugares ofrecen una visión más realista de su apariencia física. Pero, igualmente no podemos sacar una conclusión clara de como era su verdadero rostro.

En última instancia, aunque no podemos conocer con absoluta certeza cómo era el rostro de Cleopatra, las diversas representaciones artísticas y numismáticas nos proporcionan pistas de como podía ser su apariencia física.

Bibliografía

[1] ARROYO DE LA FUENTE, Mª. A. (2013), «Cleopatra VII Filópator y la legitimación del poder ptolemaico», Eikón, 4, pp. 69-106.
[2] W. ROLLER, D. (2023), Cleopatra. Biografía de una reina, Desperta Ferro, Madrid.