En el segundo milenio a.C., se encontraba en su apogeo la civilización minoica, que se había establecido en la isla de Creta desde el 3000 a.C. Esta cultura floreció en el mar Mediterráneo, al sur del Egeo, y se caracterizó por la construcción de grandes estructuras laberínticas, conocidas como palacios. Estos palacios no solo servían como residencias para los reyes míticos, como el famoso rey Minos, sino también como espacios administrativos y de almacenamiento.
En el siglo XX, el arqueólogo Arthur Evans descubrió uno de estos palacios, el Palacio de Cnosos, que resultó ser uno de los sitios más impresionantes de la civilización minoica. Evans nombró a esta cultura «minoica» en honor al legendario rey Minos.
En la isla de Creta, se pueden encontrar elementos que demuestran la presencia de un culto al toro. Este animal era una parte integral de la decoración de los santuarios, ya sea en forma de cuernos de consagración o representaciones pictóricas de las dobles hachas, que estaban íntimamente relacionadas con los sacrificios rituales del animal. Los cretenses solían celebrar espectáculos con estos animales, pero no eran los únicos, ya que representaciones similares se han encontrado en frescos egipcios, sellos de la antigua Siria y vasijas hititas. Esto sugiere que el culto al toro era común en muchas culturas antiguas y que posiblemente tuvo un significado simbólico importante para estas sociedades.
El origen de la taurocatapsia
Existen varias propuestas sobre su origen. Una de ella estaría en la civilización neolítica de Çatal Hüyük. Una serie de excavaciones mostraron que ciertas características de la cultura cretense estaban estrechamente relacionadas con la cultura anatolia. Por ejemplo, se encontraron altares con cuernos de bóvidos similares a los «cuernos de consagración» cretenses en las habitaciones de culto, así como cabezas y cuernos de toros. Además, se descubrieron pinturas murales que representaban la caza de toros salvajes o danzas rituales asociadas al toro, similares a las que se encuentran en los palacios minoico-cretenses, así como representaciones cerámicas muy similares en ambas culturas. Estas evidencias arqueológicas sugiere una conexión entre la cultura neolítica de Çatal Hüyük y la cultura cretense, específicamente en lo que se refiere al culto al toro y los saltos del toro, lo que puede ser un indicio de que este ritual se extendió por varias culturas.
Actualmente el término Taurocatapsia sirve para referirnos a los distintos juegos que se practica entre una persona y el toro. En época clásica, el término era empleado para referirse a un juego con el toro desarrollado en Tesalia. Esta celebración era completamente distinta a la celebrada en la Creta Minoica. Y bien, ¿En qué consistía la taurocatapsia cretense? Era un espectáculo que requería de habilidad. Unos acróbatas, sin más defensa que su agilidad, realizaban distintos saltos sobre los lomos de un toro.
No tenemos certeza acerca del lugar donde se llevaban a cabo los juegos, pero se plantea la hipótesis de que se realizaban en un espacio abierto, similar a los patios centrales de los palacios, rodeado por una estructura curva, parecida a la de un anfiteatro, que podría ser desmontada y trasladada a otras áreas en caso de ser necesario. Esta estructura no sólo habría proporcionado un límite físico para el evento, sino también seguridad para los asistentes. La movilidad de dicha estructura permitiría su uso en diferentes ubicaciones.
¿Cuál era su finalidad?
Una de las preguntas más interesantes y controvertidas sobre los minoicos es el propósito detrás de saltar sobre un toro. ¿Se trataba de un espectáculo profano o tenía un trasfondo religioso? Algunos investigadores sugieren que la Taurokathapsia tenía un componente religioso, aunque existen diferentes opiniones al respecto. Algunos creen que el juego con toros mantuvo su religiosidad hasta la época palaciega, mientras que otros argumentan que se convirtió en un mero espectáculo en esa época. Se piensa que la religiosidad del juego está relacionada con rituales de fertilidad, en los que el toro simboliza el poder generador de la naturaleza. Sin embargo, aún no se ha podido determinar qué relación tiene el juego con el culto, ni se comprende el simbolismo religioso de las acciones realizadas durante la actividad. Tampoco se sabe con certeza con qué frecuencia se celebraban estos juegos.
Algunos expertos han creado un recorrido detallado de las fases del ritual de salto del toro, basándose en las representaciones de este evento en anillos, sellos, figurillas, cerámicas y frescos. Uno de los pioneros en el descubrimiento de la civilización minoica, Arthur Evans, identificó cuatro fases en el ritual: acercamiento, agarre, salto y aterrizaje. Según Evans, el aterrizaje era la fase más peligrosa, por lo que pensaba que era necesario que una persona estuviera detrás del toro para evitar que el saltador resultara herido. Este esquema se conoce como «esquema de Evans». Sin embargo, también se han encontrado reproducciones en sellos que muestran variaciones del ritual. Una de ellas, conocida como «Diving Leaper», muestra que el saltador no se apoya en los cuernos antes de saltar, sino que realiza un impulso para saltar por encima de la cabeza del animal y se apoya en los cuernos para realizar la voltereta y aterrizar en el suelo directamente o realizar un segundo apoyo en los cuartos traseros del animal. Por ejemplo, se ha descubierto un sello con esta representación en Priene.
¿Participaban mujeres en el salto al toro?
No está claro si las mujeres participaban en el ritual del salto del toro, ya que en la iconografía no se distingue claramente el sexo de los participantes. Las figuras suelen aparecer asexuadas, sin atributos físicos que permitan identificarlas como hombres o mujeres. En los frescos minoicos, los hombres eran representados con el color rojo y las mujeres con el color blanco. Sin embargo, en algunos frescos se pueden observar figuras vestidas con faldellín y calzado masculino saltando al toro y con una complexión propia de hombres, pero pintadas de blanco. Un ejemplo es el famoso fresco de la Taurocatapsia o Salto del toro. Es posible que estas figuras asexuadas con elementos masculinos representen a mujeres participando en el ritual, aunque no hay una certeza absoluta al respecto. En cualquier caso, la falta de claridad en la iconografía hace que la participación femenina en el salto del toro siga siendo un tema de debate entre los estudiosos de la cultura minoica.
Por último, es importante señalar que no existe relación directa entre la Taurocatapsia y la tauromaquia. Esta última no existía en la antigüedad y se desarrolló a partir del siglo XVII, cuando comenzaron a aparecer escritos y representaciones en el arte. Si bien existen algunas similitudes entre la Taurocatapsia y algunas prácticas taurinas actuales, como los recortadores, ambas actividades no guardan una relación histórica directa. Por lo tanto, aunque puedan parecer similares, es importante no confundirlas ni asumir una continuidad histórica que no existe.
Bibliografía
[1] GARCÍA ROMERO, F. (2015), «Saltos del toro y carreras rituales. Deporte femenino y religión en la Antigua Grecia», El futuro del Pasado, 6, pp.35-67.
[2] McINERNEY, .J. (2011) «Bulls and Bull-leaping in the Minoan World», Expedition, 53, 3, pp. 6-13. Consultado en: https://www.penn.museum/documents/publications/expedition/PDFs/53-3/mcinerney.pdf
[3] SERRANO ESPINOZA, M. (1998), «Acerca de los orígenes de la tauromaquia cretense», Gerión, 16, pp. 39-48.
[4] SERRANO ESPINOZA, M. (1996), Taurokathapsia y juegos del toro desde sus orígenes hasta la época imperial romana, UCM. Tesis doctoral dirigida por J. M. Blázquez.