Un hecho que cambió el rumbo de la Segunda Guerra Mundial fue el ataque japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941. Para muchos norteamericanos supuso un cambio brutal en sus vidas, puesto que el presidente Franklin D. Rooselvet obtuvo un motivo para intervenir en la Segunda Guerra Mundial. Recordemos que el presidente Rooselvet había mantenido una reunión previa con Winston Churchill, donde éste le instaba al presidente americano la intervención de Estados Unidos en la Guerra. De esa reunión surgió la Carta del Atlántico, uno de los documentos más importante del siglo XX.
Para muchos norteamericanos el 8 de diciembre de 1941 fue un día marcado en el calendario. Ese día Estados Unidos declaró la guerra a Japón y, tres días más tarde, a Alemania e Italia (aunque antes Alemania se lo había declarado a Estados Unidos). Pero, ¿por qué Estados Unidos no intervino antes en la Segunda Guerra Mundial? El recuerdo negativo de su intervención en la Primera Guerra Mundial seguía latente y muchos norteamericanos pensaban que la guerra que se estaba desarrollando en Europa no tenía nada que ver con ellos. Por estos motivos Estados Unidos mantuvo un postura aislacionista.

En Hollywood los grandes estudios mantuvieron neutralidad ante los acontecimientos que se estaban desarrollando en Europa y el Pacífico. Sin embargo, algunos sectores, ante el miedo del auge del nazismo, produjeron películas impulsando el intervencionismo. Algunas de estas películas fueron Confesiones de un espía nazi (Anatole Litvak, 1939), El gran dictador (Charles Chaplin, 1940), Enviado espacial (Alfred Hitchcock, 1940) o El hombre atrapado (Fritz Lang, 1941). En el momento en el que Estados Unidos interviene en la guerra, Hollywood comienza a aumentar su actividad; grandes cineastas como Frank Capra o John Ford se alistaron como voluntarios en las fuerzas armadas para poner al servicio del Pentágono su experiencia cinematográfica.
El poder del cine
El cine es un espacio en el que entretenerse con una buena película mientras disfrutas de unas palomitas recién hechas. Sin embargo, también es considerado una herramienta poderosa de propaganda capaz de persuadir y educar a la población sobre un tema específico. ¿Cómo utilizó esta herramienta el gobierno de los Estados Unidos? No es fácil comenzar una guerra y convencer a miles de jóvenes que abandonen a sus familias y hogares para poder perder su vida en una lucha que consideraban ajena a ellos. Para conseguir la aprobación de los nuevos reclutas, el gobierno lanzó un programa de propaganda bajo el eufemismo «orientación moral». Su objetivo era explicar a los nuevos soldados el por qué de la guerra y la necesidad de los Estados Unidos de implicarse en ella.
El Jefe de Estado Mayor del Ejército, George C. Marshall, se percató de la necesidad de dar no solo una formación física, sino psicológica. Para ello formó el 8 de marzo de 1841 la División de Servicios Morales, que pasó a llamarse más tarde División de Información y Educación. Entre sus servicios se hallaba el de suministrar información a través de películas, radio y periódicos. Las películas acabaron siendo documentales elaborados por grandes cineastas de Hollywood con el fin de ofrecer a los nuevos reclutas información fidedigna y objetiva sobre los orígenes de la guerra y su desarrollo. Marshall pensaba que el hecho de que los soldados obtuvieran un motivo claro de por qué Estados Unidos debía participar en la guerra conseguiría que comprendieran mejor la situación de su país y de esa forma obtener su lealtad sin imponerse sobre ellos.

El primer intento fue todo un fracaso. El medio de comunicación fue oral. Fueron quince charlas impartidas por oficiales con pocas dotes comunicativas a una hora inapropiada, a las tres de la tarde, después del almuerzo. No surtió efecto deseado entre los soldados porque muchos de estos acababan echándose una siestecita.
La serie documental Why We Fight
Dentro del programa de «orientación moral» estaba la serie documental Why We Fight compuesto por siete documentales. Estos eran Prelude to war (1942), The nazis strike (1943), Divide and conquer (1943), The battle of Britanian (1943), The battle of Russia (1944), The battle of china (1944) y War comes to America (1945). Frank Capra encabezaba el 834th Photo Signal Detachment, el principal encargado de producir la serie. Bajo su mando se encontraba a guionistas como Lloyd Nolan, Eric Knight; actores como Alfred Newman y directores como Anatole Litvak.
El primer documental de la serie Why We Fight era Prelude to war. En él pretendía de alguna forma dar respuesta a la pregunta de por qué Estados Unidos comenzaba a luchar. La respuesta la encontró en el pasado, concretamente en el ataque a Pearl Habor. Los dos siguientes, The nazis strike y Divide and conquer, tenía como objetivo que el soldado conociera a sus enemigos.
The nazis strike explica primero la política expansionista de Alemania y Divide and conquer está más enfocado en la caída de Francia. Los siguientes documentales estaban pensados para que los soldados identificaran cuáles eran sus principales aliados en la contienda: Gran Bretaña, la Unión Soviética y China. Los documentales The battle of Britain, The battle of Russia y The battle of China mostraban a los soldados norteamericanos los conflictos más importantes que dichos países habían enfrentado durante el periodo previo a la entrada de Estados Unidos a la guerra. Su finalidad era glorificar la resistencia de los aliados antes de la entrada de Estados Unidos.
Por último, War comes to America toma como punto de partida 1607 con la fundación de Jamestown por los primeros colonos ingleses hasta acabar con el bombardeo de Pearl Habor. Podemos ver conflictos como la Guerra Civil española o el inicio de la Segunda Guerra Mundial por la ocupación de Polonia. El broche final lo pone una voz en off del presidente Roosevelt rogando al Congreso que declararse la guerra al Imperio Japonés.
El poder de las imágenes
Uno de los ejes fundamentales de la serie está sustentada en las palabras que pronunció el vicepresidente Henry A. Wallace en una conferencia ante los miembros de la Free World Association el 8 de mayo de 1942. Definía la contienda mundial como una lucha entre dos mundos, uno democrático y otro esclavista. El mundo democrático está representado por los países miembros de las Naciones Unidas, encabezado por Estados Unidos, quien se otorga el papel de guardián del sistema democrático.
De esta forma los soldados norteamericanos recibían el mensaje de que luchaban para preservar y extender los valores de la libertad. Unos valores que, como les recuerda War comes to America, adquirieron cuando Estados Unidos pasó a ser una nación libre e independiente. Para que el mensaje calase en los soldados, Capra exalta los pilares culturales y políticos de los Estados Unidos evocando la libertad, el patriotismo y la seguridad nacional, y los enfrenta a los valores de sus enemigos: la represión, la violencia y la tiranía.
La visión que pretendía dar la serie documental no estaba exenta de incongruencias. La representación de países dictatoriales en el bando democrático como República Dominicana con el régimen de Rafael Trujillo o la distorsión de la realidad con el caso de la Unión Soviética o China, donde en ambos films omiten información para dar otra visión más pacifista. En cuanto a China, se olvida de la masacre del Chiang Kai-shek contra los miembros del bando comunista Mao Tse-tung para perpetuarse en el poder. No obstante, ésta fue representada como un país libre sometido al yugo de imperialismo japonés. Por último, el conflicto racial en Estados Unidos es pasado por alto para dar una visión unificadora. Dicha representación de la comunidad afroamericana aparece en War comes to America.
Las ideas que trasmitían las palabras fueron importantes, pero más aún las imágenes. Éstas fueron la clave para que los soldados fueran capaces de decidir si era justo o no intervenir en la contienda. Las compilaciones de imágenes que iban asociadas a las palabras se consideraban un testimonio verídico de los acontecimientos. A parte, las imágenes aportaban una gran carga emocional en el espectador. Sin embargo, no todas las imágenes fueron reales. Algunas fueron sacadas de películas (Triumph des Willens de Line Riefenstahl) o grabadas debido a que no gustaban las que tenían a mano.
Por último, los tipos documentales como Why We Fight quedaron prácticamente obsoletos después de acabar la guerra. En conflictos posteriores como el de Vietnam tuvieron su homónimo, pero no tuvo tanta relevancia como los nuevos documentales que empezaron a elaborarse a través de la movilización de un equipo de rodaje al terreno del conflicto. Finalmente, si os interesa conocer mas os recomiendo el documental, Por último, los tipos documentales como Why We Fight quedaron prácticamente obsoletos después de acabar la guerra. En conflictos posteriores como el de Vietnam tuvieron su homónimo, pero no tuvo tanta relevancia como los nuevos documentales que empezaron a elaborarse a través de la movilización de un equipo de rodaje al terreno del conflicto. Finalmente, si os interesa conocer mas os recomiendo el documental, en Netflix podéis ver los documentales con el título de Five come Back. The reference films en Netflix.
Bibliografía
[1] ANTUÑANO SAN LUIS, J. (2016) «Hollywood y la configuración de la historia oficial: la Segunda Guerra Mundial según la serie documental Why We Fight (Frank Capra, 1942-1945), L´Atalante, 22, pp. 33-44.
[2] ORS MARQUÉS, C.; SANFÉLIX VIDARTE, V. (2013) «¿Por qué luchamos? La antropología política del documental norteamericano de propaganda bélica», Eikasia, 50, pp.299-310.
[3] GIRONA DURÁN, R. (2009), «La razón frente a la imposición en las estrategias didáctico-propagandísticas del ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial: «Why We Fight» de Frank Capra como ejemplo, Historia y Comunicación Social, 14, 271-284.
[4] GIRONA DURÁN, R. (2007) «Estados Unidos en guerra. «Why we fight» de Frank Capra: la historia al servicio de la causa aliada» Archivo de filmoteca, 55, pp. 40-57.
[5] GIRONA DURÁN, R.; GIMENO TORRENT, X. (2015) «Why we fight and The focused interview. Cinema and Social Science during Wold War II», Comunicació, 32, pp. 53-71.