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DE IMPERIOS A NACIONES

Francisco Boix: el fotógrafo de Mauthausen

El 9 de agosto de 2019, en el BOE (Boletín Oficial del Estado) se publicaron los datos de los 4.427 republicanos que perdieron la vida en los campos de concentración de Mauthausen-Gusen, en Austria. La publicación de los datos de las víctimas españolas de Mauthausen-Gusen permite conocer sus nombres, apellidos, lugares de nacimiento, fechas de nacimiento y fallecimiento y el campo de concentración. Sabemos que en Mauthausen hubieron, a finales de 1941, 7.000 prisioneros españoles republicanos.

De entre esos prisioneros españoles, estaba Francisco Boix. Para quienes no lo conocen, nació el 31 de agosto de 1920. Hijo de Bartolomé Boix Eixarch y Anna Campo Agustín, vivió su infancia en el barrio de Poblec Sec, en Barcelona, donde su padre tenía una sastrería. Las ideas de izquierda y su afición a la fotografía vendría, seguramente, influenciadas de su padre, quien perteneció al sindicalismo libertario (CNT) para más tarde acabar en el republicanismo. En cuanto a la fotografía, su padre coleccionaba cámaras fotográficas que compraba en subastas y, en ocasiones, también vendía. Boix comenzó a aprender fotografía a los catorce años en la Casa Fotográfica Industrial Romagosa de Barcelona y a los dieciséis comenzó su militancia en las Juventudes Socialistas Unificadas de Cataluña (JSUC).

Estalla la Guerra Civil y en 1937 Boix se encontraba aún en Barcelona realizando labores periodísticas para la revista Juliol, órgano de expresión del partido JSUC. Su pasión por la fotografía le llevo a retratar a personajes como Dolores Ibarruri, la Pasionaria y Francisco Largo Caballero. Desde Juliol se lanzaron reclamos para que los jóvenes republicanos se unieran al frente.

Parece que Boix acudió al reclamo y a los diecisiete años se alistó como voluntario en el Ejército Republicano para combatir contra el golpe militar de Franco. Fue asignado a la 30ª División, donde ejerció como fotógrafo y reportero gráfico. Cubrió varios frentes, como el Ebro, el de Aragón o el de Cataluña. Sus fotos reflejan la vida cotidiana de los soldados, las escenas de combate, los bombardeos o las víctimas civiles. Algunas de sus imágenes fueron publicadas en revistas como Estampa o Ahora.

Francisco Boix

Al finalizar la guerra, Boix se exilió en Francia junto con miles de republicanos españoles. Fue internado en varios campos de refugiados, como el de Vernet d’Ariège o el de Septfonds, donde las condiciones eran penosas y humillantes. Pasaron frío y hambre. Además, como carecieron de instalaciones sanitarias como agua potable, aparecieron enfermedades como los piojos, la sarna o la disentería.

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, los exiliados republicanos tenían que elegir entre volver a España o incorporarse a las llamadas Compañías de Trabajadores Extranjeros (CTE) o a la Legión Extranjera. Boix decidió unirse a la CTE. Salió de Septfonds, junto con otros combatientes republicanos, en 1939 encuadrado en la 28 Compañía de Trabajadores Extranjeros. En 1940, tras la invasión alemana de Francia, fue capturado por los nazis y enviado al campo de prisioneros de guerra, primero a Frontastalag 140, en el cuartel Bougenel, luego al de Besançon y, en 1941 a Stalag XI-B, donde aprendió alemán.

Quince días después, fue deportado al campo de concentración de Mauthausen, en Austria, donde fue registrado con el número 5.185 y marcado como Rotspanier (español rojo). Todos los combatientes españoles llevaban un triángulo azul, por su condición de apátridas y sobre este triángulo estaba bordado la «S» para señalar su condición de español. Las condiciones dentro de los campos de concentración eran inhumanas. Sufrieron hambre, frío, enfermedades, trabajos forzados, torturas y ejecuciones. Los primeros españoles llegaron a Mauthausen en la segunda mitad de 1940 y hasta el final de la guerra habría nuevas incorporaciones. Allí convivieron personas de todas las nacionalidades de Europa.

Dentro de los campos de concentración estaba el Servicio de Identificación (Erkennunesdienst). En él estaba el laboratorio fotográfico, donde trabajaría Boix a partir de agosto de 1941. Entre 1944-1945 ostentaba el mando del servicio. Gracias a este trabajo obtenía unos privilegios como unos bonos canjeables en la cantina por objetos como jabón, peine o cigarrillos. Todos los que estaban en el laboratorio obtenían otros beneficios en cuanto a higiene, comida y alojamiento y, además, contaban con libertad de movimiento, tanto en el campo interior como exterior. Esta libertad de movimiento les permitían realizar labores clandestinas. Boix obtenía tres marcos por su trabajo, mientras que el resto de compañeros sólo recibían uno.

¿Por qué era necesario tomar fotografías en el interior del campo de concentración? Simple: por una labor propagandística. La mayoría de ellas eran manipuladas en algunos casos. Su intención era documentar la historia del campo, a la vez que justificaban la necesidad de acabar con la vida de esos presos. A raíz de la derrota en Stalingrado se tomó la decisión de quemar todas las fotos comprometedoras. Este miedo viene cuando empezaron a barajar la posibilidad de una derrota y, por tanto, no querían dejar rastros de las atrocidades que habían cometido en el interior del campo.

Prisionero electrificado en la valla del campo. Fuente: ABC

La labor de Boix fue crucial para salvar parte de esas fotografías. Al trabajar en el laboratorio fotográfico tenía acceso a ellas. Éste consiguió robar parte de los negativos y ponerlos a salvo entregándolas, en parte, a una red clandestina de trabajadores españoles que estuvieron dispuestos a arriesgarse para esconderlos hasta conseguir sacarlos al exterior. El encargado de sacarlos y salvaguardarlos en el exterior fue Jacinto, quien trabajaba en la cantera cercana al pueblo de Mauthausen. Cuando la cantera cerró y los trabajadores fueron enviados a otro campo, Jacinto le dejó los negativos a Anna Pointner. Este español había entablado buena amistad con esta familia del pueblo, quienes estaban en contra del régimen. Hasta la liberación sería ella la encargada de esconder los negativos. ¿Cuántos negativos salvó consiguió salvar Boix? Según el testimonio de él mismo en los juicios de Nuremberg, eran unos veinte mil. No obstante, solo conocemos la existencia de unos centenares, cerca de los mil. Del restante desconocemos su paradero.

En mayo de 1945, las SS abandonan el campo ya que los aliados están a escasos kilómetros. Los presos quedarían en manos de los bomberos y policías de Viena, así como de la Volkssturm. Sin embargo, la realidad fue otra. El control del campo quedó al cuidado del Comité Internacional de presos. Éstos estaban armados y preparados para defenderse de las SS en caso de que volvieran para llevar a cabo un exterminio masivo. Llegarán las tropas americanas al campo, donde serán recibidas con alegría y Boix tomó la cámara para hacer de reportero. Tomó imágenes de los americanos entrando en el patio del garaje, de los presos liberados y de atrocidades como un motón de cadáveres. Tras la detención del comandante del campo de Mauthausen, Franz Ziereis, Boix tomaría fotografías de sus interrogatorios (en total 24 fotogramas de distintos momentos del interrogatorio). Finalmente, el comandante moriría antes de ser condenado por un tribunal de guerra debido a una herida de bala.

A todo esto Boix, junto a otros dos compañeros españoles, acudieron a casa de Anne para recuperar los negativos que custodiaba en su casa. Después regresó a París. Allí envió las fotografías a periódicos como el Ce Soir o Regards. Los periódicos no fueron los únicos medios en los que aparecieron las fotografías robadas. Paul Tillards publicó un libro titulado Mauthausen, donde también publicó algunas de esas fotografías. Las fotografías de los reportajes tuvieron una gran repercusión y le valió para ser llamado a declarar en dos juicios: Nuremberg y Dachau. En los juicios, Boix identificó a varios responsables del campo y presentó sus fotos como pruebas irrefutables de los crímenes cometidos. Sus testimonios fueron clave para condenar a muchos de los responsables del Tercer Reich.

Fotografías salvadas por Francisco Boix

En París trabajó como reportero para revistas afines al partido comunista: L´Humanite, Ce Soir o Regards. Comenzó a tener problemas de salud agravados por las condiciones del campo de concentración. Previo a su muerte comenzó a escribir sus memorias. No se publicó, pero se titulaba Spaniaker. En cuanto a las fotos, algunas acabaron en manos de las organizaciones de supervivientes de los campos, así como de periódicos afines al partido comunista.

Boix murió en París el 7 de julio de 1951, a los 31 años, en el hospital parisino de Rothschild. Sus restos fueron enterrados en el cementerio de Thiais, ubicado al sur de la capital. En el epitafio escribieron: «Francisco Boix Campo. Deportado en 1941 al campo de Mauthausen a la edad de 20 años, fallecido el 7 de julio de 1951 a consecuencia de su deportación. Demostró un gran coraje al sustraer a los SS unos documentos gráficos abrumadores para los nazis que impusieron el sistema concentracionario«. Su legado fotográfico es un recuerdo del sufrimiento y el horror de los que vivieron y murieron en los campos de concentración. La vida de Francisco Boix es objeto de varios libros, documentales, cómics y películas como El fotógrafo de Mauthausen, protagonizada por Mario Casas.

Fotograma de la película «El fotógrafo de Mauthausen»

En definitiva, Francisco Boix fue un fotógrafo y militante comunista español que vivió una de las experiencias más duras y heroicas del siglo XX. Luchó en el bando republicano, se exilió a Francia, fue capturado por los nazis, prisionero en el campo de concentración Mauthausen y salvó miles de negativos con los que condenar a los criminales. Murió joven, a los 31 años, pero dejó un legado histórico de valor incalculable.

Bibliografía

[1] BERMEJO, B. (2002), Francisco Boix, el fotógrafo de Mauthausen, RBA Libros, Madrid.
[2] JIMÉNEZ, J. (2018), «Francisco Boix, el español que documentó los horrores de
los campos de concentración nazis». RTVE, junio 25. Consultado en: https://www.rtve.es/noticias/20180625/francisco-boix-espanol-documentohorrores-campos-concentracion-nazis/1751279.shtml.
[3] SOLER, LL. (2003), Francisco Boix: un fotógrafo en el infierno, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante. Consultado en: https://www.cervantesvirtual.com/descargaPdf/francisco-boix-un-fotografo-en-el-infierno-849046/