Durante la Segunda Guerra Mundial, en los campos de concentración de prisioneros nazis, se creó un sistema monetario a base de cigarrillos. Éstos servían como moneda para comprar desde comida hasta un lavado de ropa. ¿Cómo es posible que un objeto tan tóxico como un cigarrillo acabase siendo una moneda? Pues muy simple, los marcos alemanes no eran aceptados en la cantina. Una moneda tiene valor cuando todo el mundo la acepta. Da igual lo ricos que fueran o cuántos billetes y monedas tuvieran guardados que dentro del campo no servían. La razón por la que no lo aceptaban era porque no se podía regular la entrada de monedas, en cambio, los cigarrillos sí. Para entendernos, el dinero en circulación tenía que aumentar en proporción al número de prisioneros. Sin embargo, no existía la capacidad de introducir marcos adicionales. Los alemanes permitieron que familiares y otros seres queridos enviaran paquetes de tabaco a los prisioneros.

La encargada de suministrar paquetes de comida era la Cruz Roja. En estos paquetes había leche condesada, jamón, mantequilla, galletas, carne en lata, chocolate y lo más importante, cigarrillos. Todos los prisioneros recibían la misma cantidad y muchos de estos artículos se usaban para comerciar. Otros prisioneros tenían más suerte y recibían paquetes privados con ropa, artículos de aseo y más cigarrillos.
Antes de usar los cigarrillos como moneda, los prisioneros emplearon el trueque. Un no fumador podía cambiar sus cigarrillos a un fumador por comida. El comerció creció y apareció una escala de valores de intercambio. El trueque estaba bien, pero era necesaria una moneda para comprar aquellos objetos que no podían intercambiar. ¿Por qué emplearon los cigarrillos como moneda y no otros objetos? Para que un objeto tenga valor, tiene que ser escaso, deseado y no se podía ni crear ni falsificar. Los cigarrillos cumplían esto a la perfección.
Los prisioneros pregonaban aquellos artículos que vendían y cuántos cigarrillos costaban. Para facilitar el comercio, dentro de los barracones se instalaron tablones de anuncios, donde cualquiera podía escribir aquellos artículos que necesitaba y los cigarrillos que estaban dispuestos a pagar. Dentro de un mismo recinto se podían dar variaciones de precios de un mismo artículo. Una lata de salmón podía variar de dos cigarrillos a veintiuno. Los no fumadores entendieron que sin cigarrillos eran pobres, ya que eran indispensables para adquirir aquellos artículos que necesitaban.
En los campos permanentes en Alemania implementaron una tienda. En ella los prisioneros vendían aquello que les sobraban por un precio fijo. La comida tenía precios estándar, mientras que la ropa podía oscilar según su estado y calidad. Coexistían el trueque y los tablones de anuncios con la tienda.
Algunos prisioneros no perdieron la oportunidad de enriquecerse con este sistema. Crearon un comercio entre el interior y el exterior del campo. A causa de la guerra, existía una escasez de determinados productos. Estos prisioneros aprovecharon para comprar dentro de los campos artículos que luego vendían en el exterior a través del mercado negro de Múnich. Compraban con cigarrillos y vendían en marcos alemanes; una manera de asegurarse un botín para cuando salieran de los campos de prisión.
La Cruz Roja fue crucial en todo este entramado financiero, pues se convirtió en el Banco Central y la banca comercial. Fue la encargada de crear dinero (entrada y reparto de cigarrillos) y de prestarlo. Además, concedía créditos, los cuales tenían que ser devueltos con intereses. La Cruz Roja estableció un sistema de crédito accesible a todos, acabando con los usureros. Por otro lado los prisioneros, para ganar más cigarrillos, empezaron a ofertar servicios, dando pie a la existencia de un mercado laboral. Por ejemplo, algunos ofertaron un servicio de lavandería a cambio de dos cigarrillos.

Los soldados alemanes, encargados de vigilar a los prisioneros, participaron de este sistema económico. Aunque cobraban su sueldo, aceptaban sobornos en cigarrillos. Con ellos podían comprar artículos que en el exterior escaseaban, como el café.
¿Cuánto duró este sistema económico? Se mantuvo hasta el verano de 1944, cuando hubo una reducción de los paquetes que, a su vez, provocó una caída de los precios. En 1945, el sistema colapsó cuando Cruz Roja dejó de ofrecer cigarrillos. Sin cigarrillos en circulación los precios se desplomaron. Finalmente, en febrero de ese mismo año los paquetes de alimentos se agotaron y los cigarrillos dejaron de tener valor, más que el de consumo propio.
La economía del cigarrillo
El periodista Joel Sayre fue quien describió lo que se conoce como «economía del cigarrillo». Los cigarrillos americanos se convirtieron en una especie de moneda de cambio muy valorada en la economía informal o mercado negro de Alemania. Debido a su alta demanda y escasez, un paquete de cigarrillos podía venderse por precios exorbitantes, llegando a costar hasta 90 dólares en el mercado ilegal.
Después de la Segunda Guerra Mundial, en las zonas ocupadas por las fuerzas americanas, surgió una «economía del cigarrillo», donde éstos se usaban como una forma de moneda debido a la escasez y la inestabilidad de las monedas oficiales. Los soldados americanos, que recibían cigarrillos a precios muy bajos, los usaban para intercambiar bienes valiosos de los civiles alemanes, como antigüedades o productos básicos. Esta práctica permitió a algunos soldados obtener ganancias significativas (hasta 12.000 dólares al año) en una época en la que un soldado raso ganaba aproximadamente 150 dólares al mes.

Para los alemanes, los cigarrillos eran esenciales para sobrevivir. Los habitantes urbanos viajaban al campo para conseguir alimentos y combustible, mientras que otros reconocían colillas arrojadas por los soldados para obtener tabaco, una actividad tan común que incluso tenía nombres específicos: Kippensammlung (recogida de colillas) y Stummeling (recolectar colillas en las calles). Estas colillas podían usarse como moneda de baja denominación en intercambios cotidianos, como pagar un corte de cabello o servicios básicos.
Aunque el gobierno militar americano intentó frenar el mercado negro de cigarrillos, la demanda y las fluctuaciones en la oferta hicieron que los precios fueran inestables. Por ejemplo, un paquete de cigarrillos Lucky Strike en Berlín podía costar hasta 180 dólares. De nuevo, los soldados aprovechaban este sistema para adquirir artículos de lujo, como cámaras Leica o radios. Una película que refleja ese intercambio de cigarrillos por servicio es Alemania, Año Cero, de Roberto Rossellini.
La economía del cigarrillo llegó a su fin el 19 de junio de 1948, cuando se introdujo una nueva moneda, el marco alemán. Sin embargo, el cambio más importante fue la implementación de reformas económicas lideradas por Ludwig Erhard, quien eliminó las restricciones impuestas tanto por el régimen nazi como por las fuerzas de ocupación, permitiendo que el mercado volviera a funcionar libremente. Estas reformas, más que el simple cambio de moneda, fueron las que pusieron fin al sistema de intercambio basado en cigarrillos.
Bibliografía
[1] TOOLEY, T. H. (7 de agosto de 2023), Fumar o no fumar: la economía del cigarrillo en la Alemania de posguerra, 1945-48, Mises Wire. https://mises.org/es/mises-wire/fumar-o-no-fumar-la-economia-del-cigarrillo-en-la-alemania-de-posguerra-1945-48
[2] RADFORD, R. A. (1945), «La organización económica de un campo de concentración», The Economic Organization of P. O. W. Camp», 12, pp. 180-201.
[3] TRÍAS DE BES, F. (2021), Una historia diferente del mundo. Cómo las emociones y los instintos determinan el funcionamiento y el devenir de la humanidad, Espasa, Barcelona.