El 11 de septiembre de 2001 fue un día señalado en el calendario por ser el día en el que el mundo cambió. En aquella mañana, un grupo de terroristas pertenecientes a la organización Al Qaeda, liderada por Osama bin Laden, llevó a cabo una serie de ataques coordinados en Estados Unidos. En la mañana de ese día, 19 miembros de Al Qaeda, divididos en cuatro grupos, secuestraron cuatro aviones comerciales.
El primer avión en ser secuestrado fue el vuelo 11 de American Airlines, que fue desviado hacia la Torre Norte del World Trade Center en Nueva York. Esto acabaría estrellándose a las 8:46 am, provocando una enorme explosión y un incendio que se expandió rápidamente por el edificio.
Dieciocho minutos más tarde, a las 9:03 am, el segundo avión secuestrado, el vuelo 175 de United Airlines, se estrelló contra la Torre Sur del World Trade Center, generando una explosión aún más devastadora y aumentando el caos y la tragedia en la zona.
Otro de los vuelos, el 77 de American Airlines, fue dirigido hacia el Pentágono en Arlington, Virginia. Impactaría a las 9:37 am contra el lado oeste del edificio, causando un gran agujero y un incendio masivo.
El último de los vuelos secuestrados, el 93 de United Airlines, tenía posiblemente como objetivo el Capitolio o la Casa Blanca. Sin embargo, los pasajeros se rebelaron contra los secuestradores y el avión acabó estrellándose en un campo de Shanksville, Pensilvania. Los pasajeros del avión evitaron que los terroristas cumplieran sus objetivos.
Los ataques del 11-S se cobraron la vida de 2.996 personas y los daños materiales fueron enormes, con la destrucción total del World Trade Center. Este trágico evento cambió el curso de la historia mundial, ya que marcó el inicio de la guerra contra el terrorismo liderado por Estados Unidos con el objetivo de combatir a grupos extremistas y prevenir futuros ataques.
¿Cuáles fueron las consecuencias de los ataques terroristas del 11 de septiembre?
Los atentados del 11-S tuvieron una serie de consecuencias significativas a nivel mundial.
Cambios en la legislación y en la política de Seguridad
A raíz de los atentados, se implementaron leyes y políticas de seguridad más rigurosas en muchos países. Se aumentaron las medidas de vigilancia y se restringieron ciertas libertades civiles en aras de la seguridad, generando debates sobre equilibrio entre seguridad y privacidad.
Estados Unidos adoptó varias medidas legislativas. Algunas de las principales fueron:
- Creación de tribunales militares de excepción para juzgar a ciudadanos extranjeros sospechosos de actividades terroristas.
- Promulgación de la Ley Patriótica (USA PATRIOT Act), que trastocó los cimientos de la legislación estadounidense y permitió medidas de vigilancia y condena de sospechosos de terrorismo.
- Mayor poder para el FBI y otras agencias de seguridad para vigilar el correo y las comunicaciones de sospechosos de actividades terroristas.
- Inclusión del ciberterrorismo en la legislación antiterrorista, considerando los ataques informáticos como actos terroristas y estableciendo obligaciones para la empresas de internet
Estados Unidos no fue los únicos en crear leyes. Algunos países de la Unión Europea en respuestas a estos ataques también crearon leyes específicas. Entre ellos se encuentra España, Alemania, Francia, Portugal, Reino Unido e Italia. En el caso de España promulgó la Ley Orgánica de Medidas Especiales en Materia de Lucha contra el Terrorismo con el fin de fortalecer la prevención y su persecución, así como la cooperación internacional en esta área.
Mayor enfoque en la seguridad nacional
Los ataques revelaron las vulnerabilidades en la seguridad nacional y llevaron a un aumento en los esfuerzos para prevenir y combatir el terrorismo. Se implementaron medidas más estrictas en aeropuertos y fronteras, y se fortaleció la cooperación internacional en la lucha contra el terrorismo.
Guerra contra el terrorismo
Estados Unidos lanzó la «guerra contra el terrorismo» bajo el liderazgo del presidente George W. Bush. Los medios de comunicación tuvo un papel fundamental al forjar una opinión pública favorable a emprender esta guerra contra el terrorismo.
Invadieron, primero, Afganistán en 2001 y, después Irak en 2003. El objetivo de la invasión de Afganistán en 2001 era acabar con Al-Qaeda y derrocar al régimen talibán que apoyaba a éstos. Acabaron con el líder de la banda terrorista Al-Qaeda, Osama bin Laden; y lograron expulsar a los talibanes del poder, sin embargo, el país ha estado sumido continuamente en un conflicto prologando y violento desde entonces. Aunque los talibanes fueron derrocados, han mantenido una presencia significativa y han seguido llevando a cabo ataques terroristas. Además, la invasión ha dejado importantes divisiones en el país, incluyendo la persistencia de los talibanes y grupos insurgentes. Casi 20 años después, con la retiradas de Estados Unidos de Afganistán, se ponía fin a una de las guerras más larga de Estados Unidos.
En el caso de Irak, la invasión liderada por los Estados Unidos en 2003 acabó con el régimen de Saddam Hussein. Esto provocó una lucha por el poder entre los diferentes grupos étnicos y religiosos, lo que ha resultado en una creciente inestabilidad política. Además, de esta lucha por el poder surgió un nuevo grupo extremista el ISIS.
Para la población, ambas invasiones, se ha traducido en masivo desplazamientos con el fin de evitar la violencia y la instabilidad. Esto ha generado una crisis humanitaria y ha aumentado la presión sobre otros países de la región.
Cambio en las relaciones internacionales
Los atentados del 11-S provocaron una redefinición de las relaciones internacionales, con un enfoque en la seguridad y la cooperación contra el terrorismo. Se llevó a cabo una respuesta militar liderada por Estados Unidos y sus aliados en Afganistán para desmantelar la red terrorista al-Qaeda y acabar con el régimen talibán que le brindaban refugio. Se formó la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán (ISAF) para mantener la seguridad en el país.
El consejo de las Naciones Unidas adoptó la resolución 1373, que instó a los Estados Unidos a prevenir y reprimir la financiación y preparación de actos de terrorismo. Esta resolución también llamó a la cooperación internacional en la lucha contra el terrorismo.
Se fortaleció la cooperación policial y judicial entre los países para compartir información, investigar y perseguir a las personas involucradas en actividades terroristas. Se crearon herramientas legales, como la orden de detención europea, para facilitar la extradición de sospechosos entre países de la Unión Europea. Estas mismas cooperación se promovió a nivel regional e internacional para intercambiar información y coordinar esfuerzos en la lucha contra el terrorismo.
Por último, se tomaron medidas para combatir las financiación de las actividades terroristas, como la congelación de activos de individuos y organizaciones sospechosas de estar involucradas en el terrorismo.
Cambios en la percepción y discriminación
Los ataques del 11-S impactó negativamente en la imagen que se tenía de los musulmanes. Hubo un aumento significativo de la islamofobia en Estados Unidos y en los países europeos. Esa percepción negativa y la estigmatización de los musulmanes conllevó a una mayor discriminación, prejuicio y actos de violencia hacia esta comunidad.
Esta discriminación afectaron diversas áreas de su vidas como el empleo, la educación, la vivienda o el transporte. Han sido objeto de prejuicios basado en estereotipos negativos, como ser etiquetados como terroristas o extremistas. Esta discriminación vino acompañada de un aumento de violencia física y odio. Se produjeron ataques físicos, las mezquitas fueron vandalizada y algunos sufrieron amenazas de muerte. Estos provocó un ambiente de miedo y riesgo para la seguridad de los musulmanes.
En Estados Unidos se lanzaron políticas discriminatorias como el programa NSEERS, el cual aumentó la sospecha generalizada hacia los musulmanes y ha llevado a deportaciones injustas e innecesarias. Los medios de comunicación jugaron un papel fundamental al informar sobre los acontecimientos del 11-S, lo que generó un clima de miedo, inseguridad y desconfianza en la sociedad, especialmente en Estados Unidos.
Esta situación provocó y aún provoca un impacto directo en el bienestar emocional de los musulmanes. Muchos experimentaron ansiedad, depresión y estrés debido al temor constante de ser objeto de discriminación o violencia.
Efectos económicos
Las consecuencias económicas de los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron significativas. Los sectores más afectados fueron los seguros, el turismo y las compañías aéreas. La economía estadounidense estaba previamente a los atentados del 11-S afectada por el estallido a mediados de 2000 de la burbuja de las puntocom.
Las aerolíneas experimentaron una disminución drástica en el número de pasajeros y un aumento en las primas de seguro. American Airlines y United Airlines fueron las compañías que notaron más ese desplome. Empresas colaboradoras con estos sectores también se vieron afectadas.
Pese a sufrir una desaceleración de su economía en comparación a años anteriores, en los años siguientes a los ataques consiguieron que el crecimiento se acelerara. Las regiones que se vieron afectas, obviamente, fueron aquellas que sufrieron el ataque como son Nueva York y Arlington. El turismo en estas zonas descendieron y las empresas, que tenían sus oficinas en los edificios destruidos por el ataque, sufrieron un duro golpe. También se vieron afectado los comercios aledaños a estas zonas afectadas por el derrumbe de las torres.
Estos ataques afectaron la economía de los europeos teniendo un impacto negativo en el crecimiento económico de la Unión Europea. Esto se debió al sentimiento generalizado de inseguridad a nivel mundial, lo que afectó a las empresas y los consumidores. Las personas por miedo evitaban los sitios concurridos, como centros comerciales, y los vuelos eran cogidos los imprescindibles.
Pero todo no fue negativo, con el inicio de la «Guerra contra el terrorismo» las industria militar y los fabricantes de equipos de seguridad se beneficiaron. Con sus políticas de seguridad invirtieron en reforzad sus sistemas de seguridad y en el desarrollo de nuevos armamentos más sofisticados.
El presidente Bush intentó paliar la desaceleración de su economía con una reducción de los impuestos sobre la renta. Además, el Congreso aprobó un fondo de rescate para las aerolíneas y un Fondo de Compensación de Víctimas del 11-S. para indemnizar a los familiares de los desaparecidos y supervivientes de estos ataques. Además, quería evitar que los familiares demandaran a las aerolíneas.
Conclusiones
En conclusión, los ataques terroristas del 11-S en 2001 tuvieron una serie de consecuencias significativas a nivel mundial en diversas áreas. En primer lugar, los ataques generaron una respuesta inmediata en forma de cambios legislativos y políticas de seguridad más rigurosas en varios países. Principalmente en Estados Unidos, se promulgó la USA PATRIOT Act y se dictaminaron tribunales militares de excepción para juzgar a individuos sospechosos de terrorismo. Unas medidas que reflejan un compromiso por la prevención de futuros ataques terroristas.
Además, los sucesos del 11-S enfocaron la atención hacia la seguridad nacional. Las vulnerabilidades en esta área quedaron al descubierto, lo que condujo a la implementación de medidas más estrictas en aeropuertos y fronteras. La cooperación internacional en la lucha contra el terrorismo también se intensificó como respuesta a la amenaza global.
La «guerra contra el terrorismo», liderada por Estados Unidos, se convirtió en una parte fundamental de la respuesta a los ataques. Esta guerra se desplegó en Afganistán e Irak con la intención de desmantelar Al Qaeda y derrocar regímenes que brindaban apoyo al terrorismo. Sin embargo, estas intervenciones geopolíticas no tuvieron enormes consecuencias a largo plazo, incluida la persistencia de grupos extremistas y la inestabilidad en la región.
En términos de relaciones internacionales, los ataques provocaron una redefinición con un enfoque en la seguridad y la cooperación contra el terrorismo. Surgieron coaliciones internacionales y se impulsó la colaboración policial y judicial entre países para compartir información y perseguir a sospechosos de actividades terroristas.
Paralelamente, los ataques del 11-S contribuyeron a un aumento significativo de la islamofobia y la estigmatización de la comunidad musulmana. Esto se tradujo en discriminación, prejuicios y actos de violencia dirigidos hacia los musulmanes, además de políticas discriminatorias como el programa NSEERS en Estados Unidos.
Finalmente, desde una perspectiva económica, los sectores de seguros, turismo y aerolíneas experimentaron impactos económicos inmediatos y significativos. A pesar de ello, la economía estadounidense logró una recuperación parcial en los años posteriores, mientras que ciertas industrias, como la militar y la de seguridad, se beneficiaron con inversiones adicionales en tecnología de seguridad y armamento.
En conjunto, los ataques del 11-S marcaron el comienzo de una nueva era en la lucha contra el terrorismo y dejaron una impresión profunda y duradera en la política, la seguridad, la economía y la percepción global, que sigue siendo relevante en el contexto contemporáneo.
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