Filipinas fue una colonia española desde la llegada de Fernando de Magallanes en 1521 hasta su pérdida en la guerra contra Estados Unidos en 1898. Ésta se ubica en el Cinturón o Anillo de Fuego del Pacífico. El archipiélago está compuesto por tres grupos de islas: Luzón, Visayas y Mindanao. En total son 7.107 islas. Es un lugar de gran intensidad sísmica y volcánica, su capital es Manila y los idiomas oficiales son el filipino y el inglés. Aún así, no podemos hablar de Filipinas sin hablar de España.
La herencia inmaterial española en Filipinas
Tras perder la colonia, España no mostró interés en conservar su legado. Ese desinterés permitió que Estados Unidos comenzara a borrar toda huella de sus antiguos colonizadores. No obstante, si viajamos a Filipinas nos daremos cuentas que aún perdura algunos restos de ese legado colonial.
¿Por dónde empezar? Comencemos por el idioma. El español fue idioma oficial hasta la llegada de los americanos, quienes los sustituyeron por el inglés. No obstante, el español seguiría vivo hasta la actualidad. Si visitamos Filipinas nos sorprenderá la cantidad de palabras que escucharíamos en español. Estas palabras están integradas en uno de los idiomas oficiales, el tagalo. Este idioma cuenta con un treinta por ciento de las palabras en español. Si también nos diera tiempo y damos una vuelta por Zamboanga seguramente nos llevaríamos una sorpresa, pues allí hablan el chabacano, un idioma cuyo vocabulario es casi íntegramente español. Un idioma que ni los americanos ni los japoneses pudieron erradicar.
Continuamos con la religión. La mayor parte de la población es católica. En total un 80%. Esto se debe a que España implantó la religión católica en las islas Filipinas. Si miramos a otros países cercanos a Filipinas veremos lo contrario, que la mayoría son musulmanes y budistas. Las iglesias son testigos de ese pasado colonial como veremos más adelante. Algunas de ella son la catedral de Manila, levantada en 1582 y la Iglesia de San Agustín, en 1607. Como buenos católicos celebran la Semana Santa, una de las celebraciones más grandes para los cristianos. Ésta se vive con tal pasión, que muchos emulan al nazareno crucificándose con clavos de verdad durante horas o van flagelándose por las calles hasta el punto de ir con la espalda ensangrentada.
En Filipinas celebran fiestas populares que mantienen un vínculo con su antigua colonia española. Una de ellas es capaz de trasladarnos a Madrid. Concretamente a La fiesta de San Isidro Labrador, patrón de Madrid. Y es que en Filipinas veneran a este patrón desde el siglo XVI y es popular en en la provincia de Quezón.
Tampoco nos podemos olvidar de la comida. El impacto de la cocina española en la cocina local es evidente. Sabemos que los colonos importaban algunos alimentos de la metrópolis como embutidos o el lechón. El consumo de esos alimentos implicaba cierto nivel o estatus social. La población local han adoptado algunos platos como el lechón, el adobo, la longganisas, los barkilyos rellenos de pulburon o la kaldereta entre otros, y lo han adaptado a sus gustos. La paella es otro de los platos. Ésta recibe el nombre de paelya filipina y en ella incluye ingredientes como huevo duro, chorizo de Bilbao, queso o leche de coco.
Los restos materiales del legado español en Filipinas
Uno de los puntos turísticos es Intramuros. Ubicado en el capital de Filipinas, este conjunto de monumentos nos recuerda el paso de los españoles por las islas. En 1571 Manila era nombrada capital, mismo año que comenzaron la construcción del muro. En el interior de sus muros alberga edificios civiles, militares y religiosos con estética barroca colonial española. Algunos de los más emblemáticos son la catedral de Manila, el Fuerte Santiago, la Aduana, el Palacio Arzobispal o la Casa Manila.
La Segunda Guerra Mundial hizo estragos en la ciudad. Los estadounidenses bombardearon la ciudad bajo la ocupación japonesa. Muchos de sus edificios acabaron destruidos, pero en 1951 comenzaron las reconstrucciones al tiempo que declararon Intramuros como monumento nacional.
En la isla de Luzón está la ciudad de Vigan. Ésta, antes de la llegada de los colonos españoles, era un enclave comercial entre chinos y locales. A la llegada de los españoles, en 1572, desplazaron de la zona a los comerciantes. El conquistador de esta tierra fue Juan de Salcedo, nieto de Miguel López de Legazpi, fundador de Manila. Tras su conquista recibió el nombre de Villa Fernandina, en honor al primer hijo del rey Felipe II.
Los restos coloniales están reflejados en sus calles con nombres tan españoles como «De los Reyes», «Jacinto» o «Zamora»; y edificios como la Catedral de San Pablo Apóstol o las casas Bahay-na-bató. Estas casas tienen dos plantas. La primera planta tiene las paredes de piedra mientras que la segunda, de madera. Un detalle son sus ventanales hechos de un material fabricado a partir de conchas marinas, por lo que es translúcido y deja pasar la luz. En 1999, esta ciudad fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco al considerarse el mejor enclave que conserva la arquitectura colonial española en Filipinas. Por último, otro edificio de carácter colonial español fue la Universidad de Santo Tomás del siglo XVII. Ésta fue la primera Universidad de toda Asia, ubicada en Manila.
Bibliografía
[1] BRAVO CAICEDO, R. J. (2013) Elaboración de un menú de comida filipina, Universidad San Francisco de Quito, Colegio de Hospitalidad, Arte Culinario y Turismo, Quito, Ecuador.
[2] GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, E. (2021), De Madrid a Manila. El legado material e inmaterial de España en Filipinas, Academia Española, Mauritius.
[3] SAN ROMÁN, P. (2015), «Fernando Zialcita:»No puedo hablar de Filipinas sin mencionar la contribución española»; Carta de España, Consultado: el 14 de noviembre de 2022 https://www.inclusion.gob.es/cartaespana/es/noticias/Noticia_0419.htm
[4] MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES, UNIÓN EUROPEA Y COOPERACIÓN, Filipinas:: República de Filipinas. Consultado: el 14 de noviembre de 2022 https://www.exteriores.gob.es/Documents/FichasPais/FILIPINAS_FICHA%20PAIS.pdf
[5] PÉREZ, DE ARLUCEA; A. V., «De Valencia a Manila: la paelya filipina», Sur, 19 de febrero de 2020.