Este año 2020 es el 40 aniversario de lo que se conoce como 5.18, masacre de Gwangju o Movimiento Democrático de Gwangju. Este acontecimiento es uno de los más importantes de la historia moderna de Corea del Sur. Hoy día se sigue debatiendo si fue un movimiento de democratización o un alzamiento.
Antecedentes
En 1961, el militar Park Chunghee llegó al poder tras un golpe de Estado que terminó con la instauración de una junta militar provisional, el Consejo Supremo para la Reconstrucción Nacional. Se celebraron elecciones presidenciales democráticas en 1963. Él, quien había creado el Partido Democrático Republicano, ganó a Yun Bo-seon por un estrecho margen de 200.000 votos.
Park Chunghee fue asesinado en octubre de 1979 por el director de la Agencia Central de Inteligencia Coreana, Kim Jaegyu. Su primer ministro, Choi Kyuha, tuvo que asumir el cargo de presidente en funciones. En diciembre celebró unas elecciones en las que él fue el único candidato. El nuevo presidente decretó el final de la ley marcial impuesta por su predecesor, promulgó amnistía para presos políticos y prometió reformas democráticas.
Sin embargo, tan solo seis días después se produjo el golpe de Estado del 12 de diciembre, que resultó en el ascenso inmediato del general Chun Doohwan. En abril de 1980, los militares exigieron al presidente que designara a Doohwan director de la Agencia Central de Inteligencia Coreana.
Manifestantes contra militares
Doohwan, no obstante, volvió a decretar la ley marcial en mayo de 1980, lo cual no fue bien recibido por la población. Estudiantes de la universidad de Gwangju y Seúl se opusieron al dictador manifestándose contra los militares. Las revueltas en Seúl se disiparon rápidamente, pero no consiguieron lo mismo en Gwangju, donde encontraron gran resistencia.
El 18 de mayo los militares, amparados por la ley marcial, deciden atacar al pueblo. Toda la ciudad fue consciente de lo que había pasado con los estudiantes, así que, horas más tarde, los manifestantes habían ascendido a casi 3000. Muy enfadados por la situación y la brutalidad empleada por los militares, los ciudadanos empiezan a lanzarles piedras en defensa de los ataques con gases lacrimógenos.
Al día siguiente cerca de 100.000 personas se volvían a manifestar en la calle Geumnam de Gwangju, acompañados de 200 taxis que se sumaron a la manifestación. Alarmados por la respuesta ciudadana, los militares cierran las entradas a la ciudad y disparan a todo aquel que intenta huir.
El 21 de mayo los ciudadanos prenden fuego al edificio de Hacienda, pues no ven justo que con sus impuestos el gobierno compre armas para matar a sus propios ciudadanos. Las amas de casa y los mercaderes reparten comida a los manifestantes en un gesto de solidaridad.
Creación y fin del Ejército Ciudadano
Ese mismo 21 de mayo, los militares comienzan un tiroteo a sangre fría contra los manifestantes desarmados, por los que éstos, en su defensa, crean el Ejército Ciudadano. Los habitantes de Gwangju roban armas a los militares y los mineros les proveen con explosivos y detonadores. El servicio militar era (y sigue siendo) obligatorio en Corea del Sur, por lo que el Ejército Ciudadano contaba con los conocimientos necesarios para hacer frente a los militares.
Al final del día, los militares abandonan la ciudad, dando un falso sentimiento de victoria a los manifestantes. Nada más lejos de la realidad, ya que no sabían que el ejército seguía manteniendo las entradas de la ciudad bloqueadas.
Durante una semana, los dirigentes de la ciudad intentan mediar con el gobierno, aunque no consiguen llegar a ningún acuerdo.
El 27 de mayo, de madrugada, el ejército vuelve a la ciudad por sorpresa y acaba con la vida de los manifestantes en menos de 90 minutos. Al amanecer, las calles estaban llenas de cadáveres, y los supervivientes fueron atados de pies y manos para ser trasladados a paradero desconocido.
Los ciudadanos son obligados a volver a la «normalidad», mientras que los alumnos vuelven a las aulas y colocan flores blancas en los pupitres de sus compañeros asesinados o desaparecidos.
Los militares retiraron los cadáveres de las calles rápidamente para que el resto del país no se hiciera eco de la noticia. Debido a la opresión del gobierno, los medios de comunicación no informaron de lo que estaba ocurriendo en la ciudad, motivo por el cual algunos manifestantes quemaron algunas sedes de noticieros locales.
La responsabilidad de Chun Doohwan en la masacre
Al principio, el altercado en Gwangju fue vendido al resto de Corea del Sur como una «revuelta ocasionada por simpatizantes comunistas». Esta idea sería creíble debido a que la guerra civil coreana fue tan solo 27 años antes de estos acontecimientos.
Chun Doohwan gobernó en Corea hasta 1988. Obligado por un sinfín de altercados, el dictador aceptó una revisión democrática, concluyendo en unas elecciones libres en 1987, en las que ganó Ro Taewoo, líder de Justicia Democrática. Doohwan dejó el cargo el 25 de febrero de 1988, momento en el que comenzó la Sexta República.
Doohwan pidió disculpas públicas, presentó la dimisión de todos sus cargos y anunció su retiro a un monasterio para expiar sus culpas. Sin embargo, en 1990 comenzaron los debates sobre su responsabilidad.
En 1995, la fiscalía de Corea del Sur reabrió los casos contra el dictador y su sucesor Ro Taewoo por su implicación en escándalos de corrupción y la masacre de Gwangju. Doohwan due encarcelado, acusado de ambos delitos y condenado a muerte en agosto de 1996. No obstante, tras presentar un recurso, la Corte Suprema de Seúl rebajó la pena a cadena perpetua y el pago de 220.000 millones de wons (unos 163 millones de euros).
A pesar de esta gran condena, Doohwan sólo cumplió un año de condena. En 1997, el presidente Kim Youngsam junto al opositor Kim Daejung acordaron concederle la amnistía como gesto de «reconciliación nacional«.
Esto no rebajó la multa impuesta. Doohwan sólo pagó una cuarta parte con el pretexto de que no le queda más dinero. El gobierno surcoreano ha abierto una investigación para descubrir su patrimonio real.
El 5.18 en la actualidad
Actualmente las cifras de muertos, heridos y damnificados están manipuladas y se desconocen los datos reales. Lo que sabemos es que el gobierno dijo que las muertes fueron 144, aunque estimaciones más reales concretan que los asesinatos ascendieron entre 2000 y 3000.
Podemos encontrar un gran número de monumentos y museos en recuerdo de la masacre en la ciudad de Gwangju; sobretodo en la calle Geumnam, que es hoy día una de las calles principales de la ciudad.
En 2017 llegó a los cines la película «A taxy driver: los héroes de Gwangju». Esta película histórica, basada en hechos reales, nos cuenta la historia de un taxista de Seúl que, por 100.000 wons (74€), lleva a un periodista alemán a Gwangju. Al llegar a la ciudad se encuentran con los accesos restringidos, pero eso no impide que entren a la ciudad y descubran todo lo que está ocurriendo.
Para saber más sobre la historia de Gwangju y el 5.18, no dudéis en visitar The May 18 Memorial Foundation, donde encontraréis también gran parte de la historia de Corea del Sur.