¿Para qué sirve el latín? ¿Para que sirve la historia? ¿Para que sirve la filosofía? Para aquellas personas que decidimos estudiar cualquier carrera de humanidades es habitual que nos lance este tipo de preguntas. Sin embargo, ¿Cuáles son los parámetros que define que algo es útil o inútil? En un mundo cada vez dominado por la tecnología y la ciencia, el latín y las humanidades en general ofrecen una vía de escape, una interpretación de aquello que nos rodea y, por tanto, una comprensión del mundo, de la sociedad en la que vivimos y de nosotros mismos.
Para contestar a la pregunta de ¿Para que sirve el latín? Contamos con libro imprescindible ¡Viva el latín! Historias y belleza de una lengua inútil, de Nicola Gardini. Éste es profesor de literatura italiana y comparada en la Universidad de Oxford, además, de escritor con su novela Le parole perdute di Amelia Lynd.
En este libro, Gardini nos abre las puerta a redescubrir la belleza y la relevancia del latín en el mundo moderno. Como bien dice el propio autor «Este libro, en definitiva, es una defensa y un elogio del latín y de la literatura que ha sido escrita en dicha lengua desde la Antigüedad». Hace una defensa de latín, argumentando que ésta no es una lengua muerta. Que más bien es una lengua eterna, que perdura en la raíces de nuestras lenguas, en la cultura occidental y en la estructura lógica del pensamiento.
El libro nos invita a descubrir el atractivo y la belleza de la literatura latina, desde Catulo, pasando por Ovidio, Séneca o Cicerón hasta los texto cristianos con San Agustín. Gardini con su prosa elegante y erudita, nos descubre textos de autores clásicos para analizar su estilo, su significado y sus temas. Estos últimos son universales como el amor, la muerte, la tragedia, la justicia, el destino o la guerra. Temas que a día de hoy siguen siendo de actualidad.
No es una mera exposición histórica, sino que transmite su pasión por esta lengua, y su experiencia al leer los texto clásicos: «con Virgilio me conmuevo; con Tácito me apasiono ante la crueldad; con Lucrecio me alejo, me sumerjo y me siento dentro de un torbellino; con Cicerón sueño la perfección en todo: pensamiento, discurso, comportamiento. Séneca me da lecciones de felicidad”.
Un punto clave de este libro es su accesibilidad. No pienses que necesitas conocimientos previos de latín para su lectura. Un punto a favor es que los texto que aparecen en latín son traducidos y luego comentados. Lo que si requiere es de una lectura pausada, para ir visualizando en los textos latinos aquellos conceptos gramaticales o estilísticos que nos va diciendo el autor.
A modo de conclusión, ¡Viva el latín! es una lectura enriquecedora para cualquier persona interesada en la lengua y cultura clásica. Es un libro que nos recuerda la importancia de preservar y valorar el legado del latín y nos recuerda que no es una lengua muerta, sino que sigue viva e influyendo en nuestras vidas.