A lo largo de la historia, los neandertales han pasado de ser considerados los «rudos primos» de los Homo sapiens a ganarse un lugar respetado en la historia evolutiva. Cuando se descubrieron en el siglo XIX, los vieron como una versión primitiva, es decir, menos pulida de nosotros, un poco toscos y quizás no muy inteligentes. Pero a medida que han avanzado los descubrimientos y, con ello, la ciencia, nuestra visión de ellos ha cambiado. ¿Qué es lo que sabemos? Pues sabemos que no están tan distanciados de nosotros como pensábamos; es más, resulta que nos mezclamos un poco con ellos. Es cierto, una pequeña parte de nosotros lleva ADN neandertal.
El nuevo documental de Netflix abre la puerta a conocer un poco mejor a nuestros antepasados neandertales. En Secretos de los neandertales conocemos a Shanidar Z, una mujer adulta, entre 40 y 50 años y de baja estatura, entre 1,50 y 1,60 metros, que cuenta con una antigüedad de 75,000 años. Para el documental han reconstruido su rostro a partir de los únicos restos que tenemos de ella: un cráneo aplastado y hecho trocitos. Una reconstrucción elaborada por los hermanos Kennis.
Los paleoartistas han reconstruido un rostro amable, sereno, reflexivo e incluso con una leve sonrisa. Una imagen que la hace parecer más cercana a nosotros. No obstante, su reconstrucción plantea un problema: ¿era ese su verdadero rostro? ¿Cómo sabemos realmente cómo lucían esos neandertales hace miles de años? La verdad es que no podemos estar seguros al 100%. Por más que utilicemos tecnologías de última generación como escáneres 3D y pruebas de ADN, aún queda mucho margen para la interpretación subjetiva y creativa.
Entonces, ¿qué hay de malo con que Shanidar Z parezca el homínido más amigable de la prehistoria? Bueno, el problema radica en la idealización del rostro y la necesidad de querer empatizar y conectar con ella, más que centrarnos en los datos científicos sobre cómo se veían y comportaban realmente los neandertales. Nos referimos a que no sabemos cómo se superponían los músculos, nervios y fibras faciales a los restos óseos.
En otras palabras, aunque la reconstrucción del rostro de Shanidar Z es un logro significativo que proporciona valiosas perspectivas sobre los neandertales, es fundamental abordar tanto los desafíos técnicos como las consideraciones éticas con cuidado y transparencia. Tanto los investigadores como los museos deben ser claros en expresar las limitaciones y métodos utilizados, y tratar los restos humanos con el máximo respeto y sensibilidad cultural posible.
Bibliografía
[1] SADURNÍ, J. M., «Shanidar Z, Mujer Neandertal que vivió hace 75.000 años en el Kurdistán Iraquí» National Geographic, 5 de mayo de 2024. Consultado online en: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/shanidar-mujer-neandertal-que-vivio-hace-75000-kurdistan-iraqui_21285
[2] ALBERTI, F. B., «La reconstrucción del rostro de una mujer neandertal de hace 75.000 años la hace parecer simpática, pero ha un problema en su idealización, The Conversation, 9 de mayo de 2024. Consultado Online: https://theconversation.com/la-reconstruccion-del-rostro-de-una-mujer-neandertal-de-hace-75-000-anos-la-hace-parecer-simpatica-pero-hay-un-problema-en-su-idealizacion-229737