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De Imperios a Naciones

Píramo y Tisbe: El mito detrás del color rojizo de las moras

El árbol de morera produce unas exquisitas moras de un tono rojizo que resultan altamente atractivas al paladar. Según la mitología, estas frutas alguna vez fueron blancas como la nieve. ¿Pero qué causó este cambio? La respuesta se encuentra en el mito de Píramo y Tisbe, una tragedia de dos jóvenes enamorados que guarda semejanzas con la obra clásica de Romeo y Julieta de William Shakespeare. El mito se encuentra únicamente en la obra Metamorfosis de Ovidio y explica el origen del color rojo característico de las moras.

El mito de Píramo y Tisbe

En la antigua ciudad de Babilonia, gobernada por la reina Semíramis, se desarrolla este fascinante mito. Los protagonistas de la historia son dos amigos de la infancia que, con el tiempo, se enamoran profundamente y desean casarse. Desafortunadamente, una disputa entre sus respectivas familias impide que se realice su sueño. Para evitar que se vean, los padres de ambos los mantienen encerrados en sus casas contiguas. Sin embargo, el amor que sienten el uno por el otro es tan fuerte que encuentran una forma de comunicarse: a través de una grieta en la pared que separa sus hogares, susurrándose palabras de amor y lamentándose por su difícil situación.

Mosaico de la Casa de Dioniso, ubicado en Pafos (Chipre). Representa a Tisbe y Píramo. CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=598969

Después de años de vivir separados, los dos enamorados decidieron escapar en secreto una noche para reunirse en las afueras de la ciudad, en un lugar conocido como la Tumba de Nino. Este lugar estaba protegido por una majestuosa morera con ramas decoradas con moras blancas. Tisbe llegó primero, envuelta en un velo para no ser vista, y esperó a Píramo. Pero su alegría se transformó en miedo cuando vio a una leona manchada de sangre bebiendo en el manantial cercano, iluminada por la luz de la luna. Aterrorizada, Tisbe huyó del lugar, perdiendo su velo en el camino. Cuando la leona encontró el velo, lo destrozó en pedazos.

Después de unos minutos, Píramo finalmente llegó al lugar acordado y encontró el velo de Tisbe desgarrado en el suelo, manchado de sangre y con las huellas de una leona cerca. Píramo asumió rápidamente que su amada había muerto, y se sintió responsable por no haber llegado a tiempo para protegerla de los peligros del lugar. Tomando el velo, corrió hacia la morera y, con una espada en la mano, se clavó en el costado. De su herida brotó tanta sangre que tiñó las bayas blancas de la morera de un rojo oscuro.

Fresco de la Casa de Octavio Cuartión (Pompeya). Representa a Píramo y Tisbe.

Después de superar el miedo, Tisbe decidió regresar al lugar de la morera con bayas blancas. Sin embargo, al llegar allí, descubrió que las moras se habían teñido de rojo oscuro. Además, percibió un movimiento debajo del árbol y al acercarse, descubrió con horror el cuerpo sin vida de su amado Píramo, rodeado de un charco de sangre. Con lágrimas en los ojos, Tisbe se aferró a él, lo besó en los labios fríos y lo instó a que abriera sus ojos. Con voz entrecortada, le dijo «Soy yo, Tisbe, tu amada». En un último esfuerzo antes de morir, Píramo abrió los ojos para poder verla por última vez. Luego, sus ojos se cerraron para siempre.

Tisbe observó la espada que descansaba junto a la mano ensangrentada de su amado y se dio cuenta de que había sido él quien había puesto fin a su vida. Con lágrimas en los ojos, comprendió que su amado había sacrificado su propia vida por amor. Movida por el mismo impulso, Tisbe hundió la espada en su corazón, convencida de que la muerte era la única forma de reunirse con su amado. Aunque parecía que la muerte los había separado para siempre, los dioses y sus padres se compadecieron de ellos y los unieron en la muerte. Ambos fueron cremados y sus restos depositados en una misma urna, como un símbolo de su amor eterno. Las bayas de la morera, que en su madurez adquirieron un intenso color rojo, se convirtieron en un tributo a la historia de dos amantes que habían compartido un amor verdadero e inquebrantable.

En conclusión, el mito de Píramo y Tisbe puede ser visto como una advertencia sobre los peligros que encierran un amor prohibido o también como las disputas y rivalidades entre familias pueden impedir el amor y la felicidad de las personas. Además el mito puede ser visto como una reflexión de la vida humana y sobre la idea de que el amor verdadero puede superar incluso la muerte.

Bibliografía

[1]Hamilton, E. (2021), Mitología. Todos los mitos griegos, romanos y nórdicos, Ariel, Barcelona.