Saltar al contenido
De Imperios a Naciones

Crímenes en el Antiguo Egipto: la historia de Paneb

La necrópolis de los faraones del Reino Nuevo está situada en el Valle de los Reyes. Los encargados de su construcción y decoración fueron trabajadores profesionales, cuyo asentamiento estaba en Deir el-Medina, un lugar a escasos metros del trabajo. Entre estos trabajadores encontramos a Paneb, un capataz que fue acusado de varios delitos por su tío Amennakht.

Estos cargos se recogen en el Papiro Salt 124, documento custodiado en el British Museum y fechado en 1177 a.C. La finalidad del papiro era informar al visir Hori y que éste tomase medidas ante las conductas de Paneb, entre las que se encontraban expolio de tumbas, comportamiento tiránico contra los aldeanos, soborno al visir, blasfemia contra las divinidades, amenazas de muertes, asalto sexual y acusaciones de asesinato. Este papiro era la continuidad de una anterior denuncia, presentada veinte años atrás por Amennakht y que no recibió ninguna respuesta del faraón.

Papiro Salt 124, British Museum

Sin embargo, cabe la posibilidad que la información que brinda el papiro no correspondiera con la realidad. Empecemos desde el principio. El cargo de capataz, aunque era hereditario, dependía de la voluntad del poder central. El primer capataz fue Nebnefer, que tenía dos hijos, Neferhotep, quien heredó el cargo a su muerte, y Amennakht. Como Neferhotep no tuvo descendencia adoptó a Paneb cuando éste tenía 20 años, durante el último tercio del reinado de Ramses II, y le enseñó el oficio. Al ser adoptado y, por tanto, considerado un hijo, posiblemente tuviese derecho a ostentar el puesto, aunque es muy probable que fuese la administración central la que lo nombrase como capataz.

¿Cuál es el problema entonces? Pues que Amennakht, al ser hijo de Nebnefer, creía tener más derecho que Paneb sobre la sucesión del cargo de capataz. Bajo este contexto, se cree que los delitos recogidos en el papiro fueran acusaciones falsas que Amennakht hiciese contra Paneb para que lo sustituyeran del cargo y así apoderarse del mismo.

Las acusaciones contra Paneb

Las acusaciones se pueden englobar en siete categorías, a saber: robos, crímenes sexuales, blasfemia, violencia, soborno, perjurio y abuso de autoridad. La primera denuncia que Amennakht lanzó contra Paneb fue la de usurpación de atribuciones. La denuncia acabó archivada, ya que el testamento de Neferhotep legitimaba la herencia del puesto a Paneb. Después de 20 años, Amennakht vuelve a la carga con otra denuncia para reclamar su puesto. En ella alude a los hechos anteriores, y sustenta su argumento acusándolo de haber sobornado al visir Parâemheb para que le nombrase capataz a cambio de cinco sirvientes.

Y el enemigo mató a Neferhotep y, aunque yo era su hermano, Paneb le dio los cinco servidores a Parâemheb, que entonces era Visir… y puso a Paneb en el lugar de mi padre, aunque en realidad no era su lugar.

Salt 124

Posiblemente, lo que considera un soborno fuera en realidad un regalo que Paneb entregó al visir para asegurarse su nombramiento. Un regalo que seguramente el visir estuviera esperando a cambio de que lo hubiese nombrado como capataz.

En relación al acoso sexual, lo acusaron de desnudar, arremeter con violencia contra una pared y violar a una mujer llamada Iyem, tía adoptiva de Paneb, además de otras mujeres a las que presuntamente también habría abusado sexualmente. Para los egipcios el abuso sexual era considerado un grave delito, no tanto como el robo, y ambos tenían escasa tolerancia entre la sociedad. Sabemos que Paneb tenía fama de gran seductor y, por tanto, no necesitaba abusar para conquistar a las mujeres del poblado. Cabe la posibilidad de que la acusación de abuso sexual fuera falsa.

En cambio, el hijo de Paneb lo acusó de adulterio. Y es que Paneb mantuvo relaciones íntimas con cuatro mujeres diferentes.

Paneb ha fornicado con la ciudadana Tuy, mientras que era la mujer del hombre del equipo Qenna; ha fornicado con la ciudadana Hel, mientras que estaba con Pendua, ha fornicado con la ciudadana Hel mientras que estaba con Hessunebef, así dijo su hijo. Y cuando fornicó con Hel, él fornicaba con Ubekhet, su hija, mientras que Aapethy, su hijo, fornicaba también con Ubekhet.

Salt 124, recto 2, 1-4
Mujeres egipcias, Paneb

En cuanto al robo, lo acusaron de sustraer de forma ilícita piedras de las tumbas de los faraones para utilizarlas en la construcción de su propia tumba. También aprovechó su puesto de poder para enviar a trabajadores a realizar diversos trabajos para él. Esto último, al parecer, era una práctica habitual entre los capataces. Para terminar, la acusación de violencia viene de unas amenazas vertidas contra su propio padre adoptivo y otros capataces. Y es que parece ser que Paneb era una persona violenta y agresiva.

Memorando relativo al hecho de que persiguió corriendo al jefe del equipo
Neferhotep, mi hermano, aunque fue este quien lo crio y que él (=Neferhotep) cerró sus puertas delante de él y que él (= Paneb) agarró una piedra y rompió sus (= de Neferhotep) puertas y que se pusieron personas para velar por Neferhotep, porque él (= Paneb) había dicho: «Lo mataré durante la noche
.

Salt 124, recto 2, 14-16.

¿Qué ocurrió finalmente con Paneb?

Lo último que sabemos es que tuvo que enfrentarse en tiempo del visir Hori. A partir de aquí no sabemos nada más a causa de los escasos documentos. En cuanto a su imagen, nos ha llegado la de un hombre criminal, violento, abusador, aun cuando esta imagen contrasta con la que nos aporta la estela EA 273, donde muestran a un hombre íntegro, ejemplar, sereno, digno y respetado. Para finalizar, Nekhemmut sucedería a Paneb, con lo cual Amennakht se quedó sin el puesto de capataz.

Bibliografía

[1] CANDIAS SALES, J. (2012), «O caso Paneb (Papíro Salt 124)», cultura, 30, pp.1-22.
[2] BIERBRIER, M. (1982), The tomb-builders of the Pharaohs, The American University in Cairo Press, Egipto.
[3] PARRA, J. M. (2016), La vida cotidiana en el antiguo Egipto. El día a día del faraón y sus súbditos a orillas del Nilo, La esfera de los libros, Madrid.
[4] TARANCÓN HUARTE, N. (2016), «Maat encadenada: la corrupción en Egipto durante el Reino Nuevo», Antesteria, 5, pp.15-24.